El Periódico Extremadura

El Alzapierna­s de Mateos

- Consuelo López Balset * *Portavoz de Unidas Podemos en el Ayuntamien­to de Cáceres

Qué mala suerte tiene Cáceres! Nadie quería las escaleras mecánicas de Elena Nevado, ni siquiera María Guardiola ni Rafael Mateos, pero no fueron lo bastante valientes para evitar que se construyer­an. Nadie quería los carriles bici de Luis Salaya, que llenó el parque de asfalto para una infraestru­ctura que languidece esperando su primer usuario.

Y ahora Mateos no quiere dejar pasar la legislatur­a sin erigir su obra inútil para dañar la ciudad: ¡Un aparcamien­to dentro del parque del Príncipe! Arrancar árboles para plantar coches.

Ni el propio Mateos lo quiere. Lo va a hacer porque, si no, «se pierde el dinero». Hay que gastarse el dinero, aunque se destroce la ciudad: keynesiani­smo punk.

Si fuera ministro de Defensa iniciaría una guerra para que no le caducara la munición. «No perder el dinero» puede salirnos muy caro. Se ha judicializ­ado la construcci­ón porque es muy cuestionab­le que pueda hacerse un aparcamien­to disuasorio en el parque, ya que no cumple los criterios que rigen estas infraestru­cturas: ni reduce el tráfico en el centro, ni impulsa la movilidad activa, ni promociona

la intermodal­idad.

Por eso los aparcamien­tos disuasorio­s se construyen en la periferia, no en el centro de las ciudades. Además, no responde a una petición ciudadana: ni los vecinos lo quieren, ni los ciudadanos lo necesitan.

Nos puede salir muy caro porque Urbanismo lo justifica para cubrir la demanda generada por la ampliación del parque; pero la guía del Plan de Recuperaci­ón excluye expresamen­te los aparcamien­tos para el acceso a zonas recreativa­s.

Además, también se excluyen los aparcamien­tos sin un punto de intercambi­o modal con transporte público accesible o sistemas públicos de alquiler de bicis/VMP. Ninguna de estas infraestru­cturas forma parte del proyecto.

PSOE y PP han unido fuerzas, como tantas otras veces,

para rechazar una moción que sólo pedía un aplazamien­to hasta que hubiera una resolución judicial. Les da igual porque si el juez da la razón a la razón, no serán ellos los que tengan que pagar, sino los cacereños.

Le pedimos a Mateos que abandone la política de ocurrencia­s de sus predecesor­es, que plantee un plan para el desarrollo de la ciudad en el que las actuacione­s se justifique­n por su utilidad y su sostenibil­idad.

No es una cuestión de mala suerte, es una cuestión de tener claros los objetivos, es una cuestión política. Gastar el dinero en empeorar la ciudad, ni es buena política, ni es buena gestión.

El alcalde no quiere dejar pasar la legislatur­a sin erigir su obra inútil para dañar la ciudad

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