El tambor imprescindible
La de Pasión es la semana más frenética de Francisco Jiménez, el emeritense de 29 años que con tan solo 5 comenzó en la OJE «Esta es una de las cosas más bonitas», confiesa
A Francisco Jiménez (Mérida, 1995) le apasiona la Semana Santa y es un enamorado la música. Dos gustos que le vienen desde bien pequeño. Sus padres le apuntaron a la OJE (Organización Juvenil Española) con sólo 5 años y le llamó mucho la atención la banda musical de este colectivo. Desde aquel momento empezó a tocar el tambor y, en muy poco tiempo, ya apuntaba maneras. Es un tipo tan brillante como humilde y se ha convertido en un imprescindible en estas fechas. «Siempre me ha fascinado la Semana Santa y el ritmo del tambor durante las procesiones», señala el joven emeritense.
Este músico de 29 años afronta con ilusión unos días frenéticos y sin tiempo para guardar su instrumento de percusión. Una semana sin tregua para sus muñecas. Su rostro será otro cuando termine la Pascua en la capital extremeña. «Es agotador, pero vale la pena al igual que pasa en los Carnavales. Son bastantes horas, pero haces lo que te llena por dentro. En la OJE somos una gran familia, con numerosos ensayos y trabajo», apunta Francis.
El desgaste físico de estar tanto tiempo al pie del cañón y soportando el peso del tambor es asumible para un chaval de su edad. «Saber acompañar y guiar al resto de los instrumentos en
Asegura que vive con «alegría uno de los acontecimientos más importantes del año en Mérida»
una procesión es una de las cosas más bonitas que existe», dice a El Periódico Extremadura. Él es consciente de que su papel junto al resto de compañeros que se encargan de la percusión es clave durante el recorrido para darle color en forma de notas musicales.
En esta misma línea, Jiménez asegura que los momentos que vive con mayor intensidad son los que suceden entre el casco urbano de la ciudad y los vestigios romanos, donde le resulta inevitable emocionarse. Lejos de verse como el tambor de la capital regional en Semana Santa, se define como «una persona que vive con alegría uno de los acontecimientos más importantes del año en Mérida», resalta con una sonrisa mientras, como todos estos días, mira al cielo y cruza los dedos: «Ojalá el tiempo permita la salida de todas las cofradías».