La Borriquita emociona a Badajoz
Los fieles de San Roque no faltaron a la cita en la puerta de la parroquia para contagiarse de una procesión muy popular y muy querida No lució el sol pero no llovió
A pocos pasos de la iglesia, mientras las campanas ya repican y se escuchan los primeros sonidos de la banda, dos adolescentes cruzan la calle con rapidez cada uno en su bicicleta. «Mi abuelo me lo ha repetido 300 veces, que no me acerque al río. Claro, como yo conocía a José María...». El barrio sigue impactado por lo ocurrido en el Guadiana. Cuatro días atrás, más o menos a la misma hora que arrancaba ayer la procesión, un menor de 13 años desaparecía en el azud de la Pesquera mientras se bañaba con unos amigos en una zona donde está prohibido meterse en el agua. 24 horas más tarde fue hallado su cuerpo.
San Roque aún siente la conmoción, pero los vecinos volvieron a unirse ayer en la calle para vivir uno de sus días grandes de la Semana Santa. La Borriquita salió de su templo entre aplausos y vítores para emocionar de nuevo a su gente. Los fieles no faltaron a la cita en la puerta de la parroquia para contagiarse de una procesión muy popular y muy querida. El olor a incienso invadió a los presentes.
«Es un día de muchos sentimientos, por un lado estás feliz, pero por otro no puedes evitar acordarte de los que faltan», expresaba horas antes del inicio Sergio Martínez Calvo, el hermano mayor de la llamada Cofradía de la Entrada Triunfal de Cristo en Jerusalén, Santísimo Cristo de la Paz y Nuestra Señora de la Palma.
Mirando al cielo
Él estuvo mirando al cielo hasta el último minuto, porque aunque se esperaba un Domingo de Ramos soleado, el cielo se mantuvo grisáceo toda la jornada. Y se prevé que la lluvia amenace a medida que avance la semana.
Pero, de momento, ayer fue un día de gozo y reencuentro.
Los 283 nazarenos de la hermandad iniciaron a las 16.30 horas el recorrido por la ciudad. Y una hora antes de que el desfile llegara a la carrera oficial, uno de los puntos álgidos de La Borriquita, los pacenses ya abarrotaban la plaza de España para no perder detalle. Había ganas de pasión.