El Periódico Mediterráneo

En España

- PILAR SANTOS MADRID

«Manipular el resultado de las elecciones en España es imposible». La frase, con pocas modificaci­ones, la pronuncian portavoces de cinco actores diferentes implicados directamen­te en la organizaci­ón de las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña. En un momento en el que el Gobierno central se ha atrevido a denunciar injerencia­s rusas y venezolana­s a favor de los independen­tistas catalanes en las redes sociales, la seguridad de la cita electoral ha pasado a un primer plano.

El sistema electoral en España está vacunado para cualquier tipo de manipulaci­ón personal o cibernétic­a, subrayan fuentes del Ejecutivo central. El escrutinio no se puede hackear ni retrasar respecto de sus plazos habituales (se ofrecen oficialmen­te entre 3 y 6 días después de la votación), porque es un proceso manual y físico. En cada mesa electoral, al lado del presidente y los vocales (elegidos por sorteo público) se colocan los intervento­res y apoderados de las formacione­s políticas durante toda la jornada, incluyendo cuando se recuentan las papeletas.

Una vez realizado el conteo, el presidente anuncia el resultado y pone los datos en unas actas que son firmadas por él, los vocales y los intervento­res. Se hacen copias con el resultado y una de ellas se proporcion­a a «la persona designada por la Administra­ción». Esta persona es la encargada de llamar al Centro de Recogida de Informació­n (CRI) y dar los resultados Según fuentes conocedora­s de la organizaci­ón del 21-D, la gestión de recogida y difusión de los datos provisiona­les los llevará Indra, que ya se encargó de las elecciones al Parlament en numerosas convocator­ias anteriores, también en el referéndum del Estatut (2006). Esta empresa declinó hacer declaracio­nes para este reportaje. El Ministerio de Interior realizará auditorías antes y después de las elecciones sobre el sistema.

El sistema da tranquilid­ad al Ejecutivo español, pese a la intensa actividad de los piratas en torno al independen­tismo catalán. Este martes se supo precisamen­te que el Centro Nacional de Inte-

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