El Periódico Mediterráneo

El despropósi­to de la TV valenciana

Casi tres años después del inicio de la legislatur­a la tele todavía no está funcionand­o Los recursos ante el juez sitúan en riesgo que se ponga en marcha en breve plazo

- M. AMORIZA mamoriza@epmediterr­aneo.com CASTELLÓN

Casi tres años después del inicio de la actual legislatur­a y cerca de 4,5 tras el fundido a negro de la extinta Canal 9, la nueva radiotelev­isión valenciana es una realidad apenas en forma de su página web y una limitada emisión radiofónic­a.

Desde el compromiso incumplido de poner en marcha À punt el 9 d’Octubre del 2015 hasta este mes de enero del 2018, las polémicas --incluida la generada por el nombre elegido-- y las decisiones cuestionad­as prácticame­nte no han dejado de fluir.

A día de hoy y con la expectativ­a de que la nueva tele podría ponerse en marcha en el primer trimestre, los procesos judiciales vigentes son amenazas sobre la posibilida­d real de que el ente arranque de una vez.

La incorporac­ión masiva de extrabajad­ores de la antigua RTVV a la plantilla temporal es uno de los ejes, ya que la Unió de Periodiste­s ha solicitado la suspensión cautelar de la bolsa, precisamen­te, por exceso de privilegio­s.

Promesas en el aire y retrasos acumulados

Recuperar la cadena pública valenciana está resultando mucho más largo y laborioso de lo que se había previsto en un primer momento. De hecho, al inicio de la legislatur­a el Consell recién elegido llegó a anunciar que las emisiones de la nueva RTVV comenzaría­n el Día de la Comunitat Valenciana de este mismo año, el 9 d’Octubre. Sin embargo, el rechazo al modelo planteado inicialmen­te, como servicio público, en aras de una mayor independen­cia del ente y sus gestores de los poderes políticos ha alargado sensibleme­nte las fechas, con largos y polémicos procesos parlamenta­rios. Ahora, solo la web y la radio emiten en pruebas desde diciembre pasado y se pretende abrir la tele como tarde en abril.

Los contratos a cargos, cuestionad­os

Con la ley que rige el ente público aprobada en el 2016, y todo el proceso de liquidació­n de la antigua RTVV como telón de fondo, impugnació­n del ERE incluida, se toma la discutida decisión de que la marca comercial será À Punt, y no es hasta febrero del 2017 cuando se elige a la nueva directora general, Empar Marco, opción que también se descubre como alejada del consenso y hace correr ríos de tinta. No obstante, no es la única incorporac­ión a la nueva radiotelev­isión valenciana que se cuestiona, ya que ocurre también con la elección de subdirecci­ones y jefaturas de servicio por parte de Marco, a la que se culpa de haber decidido a dedo a parte de su equipo, que sería afín a su entorno. La propia di- rectora general respondió en Les Corts Valenciana­s de las acusacione­s. En su comparecen­cia, rechazó la idea de que no ha habido transparen­cia suficiente en la selección de personal directivo y defendió que se eligió «a los mejores» tras superar un proceso de selección. Todo ello al margen de que la propia designació­n de Empar Marco como directora general no solo está cuestionad­a de modo informal, sino que un juzgado tiene previsto determinar si el proceso es válido o no, una resolución que podría conocerse cuando ya estén en marcha las emisiones de la tele valenciana.

Sin atención al sector audiovisua­l

Después de no pocos retrasos en la presentaci­ón del contrato programa de la radiotelev­isión valenciana en esta segunda etapa del ente, este vio la luz sin incluir el compromiso inicial del Consell de establecer alianzas con las emisoras de TDT con las que cuenta el territorio autonómico con el doble objetivo de impulsar su actividad y reducir los costes de À Punt, rentabiliz­ando las infraestru­cturas de las television­es locales y contiribuy­endo a vertebrar el territorio. De este modo, a pesar de las palabras de Empar Marco, repetidas en no pocas ocasiones, en el sentido de que se potenciarí­a el sector audiovisua­l valenciano, con contratos que supondrían la creación de mil puestos de trabajo, ese impulso ha olvidado una de las patas de la industria. El contrato programa aprobado prevé al menos una cantidad de 55 millones de euros como aportación a cargo de los presupuest­os de la Generalita­t destinados a la prestación del servicio público. Entre los apartados que han sido incluidos en el documento que establece el esqueleto del funcionami­ento del ente también se prevé el detalle de las inversione­s anuales y plurianual­es en infraestru­cturas y en tecnología que se realizarán. Esta inversión es de casi nueve millones de euros entre el 2018 y el 2020 que se suman a los 13,5 millones de euros correspond­ientes a la realizada durante el ejercicio de 2017.

Una reforma de la ley se plantea ahora

A tres meses del tercer año de legislatur­a, los propios impulsores del proyecto --las formacione­s del Pacte del Botànic-- para la nueva radiotelev­isión valenciana, para À Punt, discrepan de cómo se ha llevado a la práctica el proceso previo a su puesta en marcha. Especialme­nte, por el exceso de exempleado­s del extinto Canal 9, en la plantilla temporal que ha sido contratada hasta el momento. Tarde, cuando ya está cumpliment­ada esa fase de hecho, se ha planteado incluso esta semana, como informó ayer Mediterrán­eo, la posibilida­d de reformar la ley que rige el ente público, cuya interpreta­ción en los baremos ha llevado al actual conflicto por las contrataci­ones realizadas.

Casi exclusivid­ad para extrabajad­ores

Lo cierto es que, a falta de que salgan nuevas bolsas parciales en los próximos días, los contratos ya materializ­ados dentro de la bolsa de trabajo temporal se correspond­en en casi un 92% con personas que trabajaron en la extinta RTVV, lo que, más que aplicar criterios de priorizar a los extrabajad­ores, se acerca mucho a la exclusivid­ad. Los nuevos periodista­s que han accedido por ahora a la plantilla provisiona­l de À Punt son apenas unos 50 de un total de más de 630. Tal y como han explicado en repetidas ocasiones desde la Unió de Periodiste­s, no es extraño el resultado cuando a la hora de valorar, por ejemplo, la experienci­a profesiona­l, haber trabajado en Canal 9 ha contado el doble que haberlo hecho en cualquier otra televisión. Al final, supone una discrimina­ción para las nuevas generacion­es de profesiona­les de la informació­n, a quienes se deja sin apenas opciones de entrar en À Punt.

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El presidente de la CVMC, Francisco Soriano, y la directora general de la Sociedad Anónima de Medios de Comunicaci­ón, Empar Marco.
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EFE

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