Dice de su etapa más difícil como profesional
pular entre los seguidores del América en el 2010... y en una pesadilla para Layún. El futbolista acababa de regresar a su país tras su breve aventura con el Atalanta, en la Serie A, y en el América las cosas no funcionaban, ni personal —«con una exigencia defensiva a la que no estaba acostumbrado»— ni colectivamente. «Hubo una cacería de brujas. Señalaban a directivos y a mí me tocó ser el cabeza de turco del equipo para las críticas y para que la gente me señalara, comenzando por los medios de comunicación. Uno de ellos creó ese hashtag. Fue trending topic y un bullying bastante fuerte. Incluso cuando salía los camareros no me querían atender; había insultos, agresiones a mi familia; incluso tenía que decir a mi gente que no llevaran camisetas mías al estadio... Fue un momento complicado pero que me obligó a crecer, a trabajar lo psicológico, emocional... Y eso me ha hecho como soy. Pero ya está olvidado», relata ese episodio que ahora, con perspectiva, se toma con buen humor.
Ahora Miguel Layún disfruta de una vida mucho más tranquila en Europa, en Vila-real, lejos de los objetivos sensacionalistas de la prensa mexicana, de los que fue una de las presas predilectas. «Todo lo que haga una persona pública en México es noticia y cuanto más manchada pueda salir esa figura pública mejor, más vende». H
«Cuando salía por ahí ni los camareros me querían atender»,