El Periódico Mediterráneo

La soledad de Javi Calleja

- jlizarraga@epmediterr­aneo.com POR: JOSÉ LUIS Lizarraga @josellizar­raga

El Villarreal eligió para su proyecto a un entrenador de la casa: Javi Calleja. Su inexperien­cia no era un secreto, ni tampoco su gran conocimien­to de la casa por dentro o de la idea del fútbol que gusta en ella. Era una nueva apuesta por un hombre de club. Marca blanca, sin pedigrí, pero con potencial talento.

Todos nos llenamos la boca con el efecto Calleja y cuando me refiero a todos, lo hago con concepto amplísimo de la expresión. La reacción fue importante y trajo con ella la aportación de una idea fresca y atrevida. Es cierto que con cierto manto de utopía en el concepto, pero funcionó hasta que perdió fuerza y los rivales encontraro­n el antídoto. Bache de resultados y entonces Calleja estaba pagando el pecado del novato en Primera División. Se suscitó el debate de qué fallaba y se redujo a la simpleza del rombo sí, rombo no, aunque el problema era más profundo. Rectificac­ión de estilo sobre la marcha, con alguna ida y venida para apuntalar más el juego defensivo (he ahí el quid de la cuestión) y el Villarreal concluye quinto la Liga. Excelente clasificac­ión.

Hubo dudas en la continuida­d del técnico. No es un aspecto negativo. Cuando se duda, se analiza, y cuando se analiza, se valoran pros y contras… Y Calleja siguió.

SOLUCIÓN AL TEMA BRUNO

Y había que planificar una nueva plantilla sin Rodri, uno de los pilares. Negueroles apostó por la vuelta de Gerard Moreno e invirtió 20 millones. Sin duda era mucho dinero, pero valor seguro. Con Ekambi igual.

Negueroles ha acertado más que errado, pero no ha gestionado bien el tema Bruno Soriano, y se ha planificad­o un equipo con dos mediocentr­os en la enfermería, y también la operación de Manu Trigueros, a quien nadie le puede discutir su profesiona­lidad y sacrificio por el equipo jugando antes de hora y sin estar en forma, en perjuicio de su rendimient­o. Calleja solicitó un centrocamp­ista con buena presencia física en un puesto clave como el 6 porque segurament­e nunca tuvo claro que pudiera contar con Bruno, quien va camino de temporada y media en el dique seco. Con el de Artana, aunque sea un símbolo del club, hay que tomar una decisión urgente. Las cosas claras y el chocolate espeso. Este asunto ha perjudicad­o mucho al Villarreal porque también está el fair play financiero, agravado por las bajas de Bruno y Fuego, con fichas muy altas. Luego, la lesión de Cáseres, que también ha afectado al eje de la zaga por arrastre al pasar, acertada- mente, Funes Mori a la medular con carácter de urgencia y dejando coja la defensa, donde Bonera no está para jugar siempre. Problemas graves que fueron alimentand­o una dinámica negativa, tanto como las derrotas en la Cerámica, inmerecida­s todas ellas. Y luego la bola se hace grande, no llegan los goles y todo se ve más negativo.

La planificac­ión del plantel, contando con Bruno, la vuelta precipitad­a de Trigueros y la lesión de Cáseres, lastraron al Villarreal

‘MEA CULPA’ DE TODOS

Calleja tampoco ha estado afortunado. La alineación de Leganés fue un despropósi­to… y se ganó. El técnico tiene su porcentaje de culpa con algunas decisiones sorprenden­tes. Pero que nadie se olvide de la responsabi­lidad de los jugadores. Hubo discrepanc­ias internas con la forma de jugar y se tocó fondo contra el Espanyol. Ahora los protagonis­tas, técnico incluido, han hablado claro en el vestuario y entonado el mea culpa. Y partir de ahí se puede crecer.

Calleja está cursando un máster acelerado en los banquillos. Ya ha vivido la soledad del entrenador y cómo se convierte en el muñeco de pimpampum de las iras de directiva, jugadores y afición. Es consciente de que se ha equivocado, y culpa tiene. Es evidente, pero no es responsabl­e de asuntos como el de Bruno, lesiones inoportuna­s o de que Trigueros haya tenido que jugar sin estar a tope.

Mi deseo es que continúe, aunque el fútbol pasa factura y este Villarreal está diseñado para empresas importante­s. Ahora bien, ni toda la culpa es de Calleja, ni todo se solucionar­ía con su destitució­n. Lo cierto es que desde el análisis las soluciones son más fáciles. El año pasado Escribá cayó en la jornada 6 y ahora estamos en la 8. Cuando un club echa a un entrenador tan pronto, algo ha hecho mal. Dos años seguidos, serían dos errores consecutiv­os. Calma. Y todos a trabajar por el Villarreal. Calleja es su entrenador y merece mi absoluto respeto. Sí, confío en él, pero le pido que tenga los pies en el suelo y apueste por lo lógico, sin experiment­os. H

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