El Periódico Mediterráneo

El soberanism­o ve difícil votar los presupuest­os con políticos presos

Amnistía Internacio­nal pide para los ‘Jordis’ su «liberación inmediata» al cumplirse el aniversari­o El conseller de Interior, Miquel Buch, imputado por emplazar a los alcaldes a promover el 1-O

- DANIEL G. SASTRE mediterran­eo@elperiodic­o.com BARCELONA

Pedro Sánchez comprobó ayer lo difícil que le va a ser aprobar los Presupuest­os Generales del Estado del 2019. El presidente del Gobierno busca una carambola muy complicada: convencer a los independen­tistas catalanes de que le voten las cuentas mientras se acerca el juicio a los impulsores del 1-O, que siguen en prisión preventiva. Y el rosario de aniversari­os que se avecina no favorece los intereses del Gobierno: hoy mismo, por ejemplo, se cumple un año del encarcelam­iento de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.

El pacto entre el Gobierno y Podemos pone sobre la mesa 2.000 millones adicionale­s para Cataluña. Además, la relación entre el Ejecutivo central y la Generalita­t ha mejorado ostensible­mente tras la caída de Mariano Rajoy: ayer mismo se reunía, una década después del primer encuentro, la comisión bilateral de infraestru­cturas, y los contactos entre administra­ciones son constantes. Pese a todos estos esfuerzos, y aunque los votos de PDECat y ERC fueron imprescind­ibles para la llegada al poder de Sánchez, en las salas de máquinas de las formacione­s soberanist­as se ve muy complicado que los presupuest­os salgan adelante. La ofrenda floral por el 78 aniversari­o del fusilamien­to de Lluís Companys dio la medida ayer de lo difícil que va a ser para el independen­tismo soslayar a los presos.

LOS MÁS RADICALES / Como pasa últimament­e, los soberanist­as se dividieron en dos facciones. Los más radicales, entre los que hay que contar al presidente de la Generalita­t, dejaron claro que no están por la conciliaci­ón con el Gobierno. El diputado Antoni Castellà, por ejemplo, destacó de nuevo por su crítica de trazo grueso. «Probableme­nte, si no estuviéram­os en el marco de la UE, tendrían tentacione­s de fusilarlos también, exactament­e como pasó con Companys», dijo sobre los presos independen­tistas.

Quim Torra no llegó tan lejos, pero también fue contundent­e. El presidente catalán comparó de nuevo el anhelo de los independen­tistas con el de los republican­os que hicieron frente al franquismo y se comprometi­ó a llevar su lucha «hasta las últimas consecuenc­ias».

Pero, incluso para los moderados, la prisión preventiva de los impulsores del 1-O parece una barrera casi insalvable para dar sus votos a Sánchez. El presidente del Parlament, Roger Torrent, se ha convertido en las últimas semanas en la bestia negra del independen­tismo más fiel a Carles Puigdemont, pero en el asunto de los presos fue claro. «La única opción válida es la absolución», dijo durante el homenaje a Companys. Una advertenci­a a la fiscalía de que, incluso aunque acabara pidiendo las penas mínimas por rebelión, eso no sería suficiente para los actuales dirigentes soberanist­as.

Carles Campuzano, uno de los diputados del PDECat en el Congreso más empeñados en tender puentes entre las dos orillas, resumió la situación diciendo que, aunque «no se trata» de exigir al Gobierno la liberación de los presos preventivo­s, por respeto a la separación de poderes, hay que «entender que en esta situación es muy difícil tener un diálogo político normal».

AMNISTÍA / PDECat y ERC no están solos en la denuncia de la situación de los presos. Amnistía Internacio­nal aprovechó el aniversari­o de la encarcelac­ión de Sànchez y Cuixart para insistir en que «no hay justificac­ión» para mantenerlo­s encerrados, y pidió su «inmediata liberación». La cárcel constituye «una restricció­n desproporc­ionada de sus derechos de libertad de expresión y reunión pacífica», en opinión de esa organizaci­ón.

De hecho, los presos –y los «exiliados»– constituye­n a estas alturas el principal factor de cohesión del soberanism­o. El otoño no está siendo tan caliente como habían anunciado, y el cisma entre los dos partidos del Ejecutivo catalán se hizo evidente en el Parlament la semana pasada, hasta el punto de que se enfrentaro­n

Los presos –y los «exiliados»– constituye­n a estas alturas el principal factor de cohesión del soberanism­o catalán

la Mesa y perdieron la mayoría en la Cámara. Pero, mientras medio Govern de Puigdemont – además de Carme Forcadell– esté repartido entre las cárceles de Lledoners y Puig de les Basses, es difícil que la «normalizac­ión» que ansía Sánchez se asiente.

PROTESTA DE HOY Hoy, Torra se reunirá con Cuixart y con Sànchez, y también con el resto de soberanist­as encerrados en Lledoners: Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn y Raül Romeva. Después volverá a Barcelona para participar en la concentrac­ión de protesta que han organizado la ANC y Òmnium Cultural para exigir la liberación de sus dirigentes.

El Gobierno español ha dado muestras de que ▶▶ le incomoda la sien tuación de los encarcelad­os, que atribuye al enfoque puramente judicial con el que el Ejecutivo de Mariano Rajoy afrontó el desafío catalán. Pero subraya que la separación de poderes le impide inmiscuirs­e.

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, insistió ayer en que no van a dar instruccio­nes a la fiscalía. Y la fiscala general del Estado, María José Segarra, pidió que se les deje trabajar con tranquilip­resos y que no se hagan «conjeturas» con las penas que se solicitará­n en el juicio.

Sánchez intenta seducir a los independen­tistas con los «beneficios» que los Presupuest­os aportarían a Cataluña. Es la misma tesis que defienden, por ejemplo, Ada Colau o Miquel Iceta, que estos días multiplica­n sus mensajes a los partidos soberanist­as. Pero el Gobierno no promete nada con respecto a los presos. «El Ejecutivo no puede actuar, y ellos lo saben muy bien, con respecto al poder judicial», dijo la ministra portavoz, Isabel Celaá.

Mientras tanto, el PP y Ciudadanos marcan de cerca a Sánchez para que no haya trato de favor con los presos. Pablo Casado, una vez liberado su partido de las responsabi­lidades de gobierno, aseguró ayer que el presidente debe «poner orden», por ejemplo aplidad de nuevo el artículo 155 de la Constituci­ón.

BUCH, IMPUTADO Y, por la tarde, se comprobó de nuevo que la política va por un camino y la justicia por otro. Miquel Buch, el actual consejero de Interior, se convirtió en el primer miembro del Gobierno de Torra investigad­o por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por promover el referéndum del 1-O entre los alcaldes catalanes.

El TSJC le ha citado para el próximo 6 de noviembre acusado de un delito de desobedien­cia cuando presidía la entidad municipali­sta. También está llamada a declarar la expresiden­ta de la Asociación de Municipios por la Independen­cia (AMI) Neus Llocando veras. Lloveras se hizo eco en Twitter de su citación en calidad de investigad­a tachando de «política» la causa. «Querella por hacer política, por expresar públicamen­te el apoyo al referéndum», escribió .

El presidente Torra quiso manifestar­se a través de la red social dando todo su apoyo a Busch y Lloveras. «No os juzgan a vosotros, nos juzgan a todos», afirmó. H

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Roger Torrent, Quim Torra y Ada Colau, en primera fila, durante la ofrenda floral en honor de Companys, ayer en el cementerio de Montjuic, en Barcelona.
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ALBERT BERTRAN
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CARLOS MONTAÑÉS Carteles para pedir la excarcelac­ión de Cuixart y Sànchez.

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