El año 2021, una complicada recta final para Macron
La crisis sanitaria obliga a dejar para este año la reforma de las pensiones El país celebra elecciones en primavera y el dirigente debe cumplir sus promesas
«En los albores de esta nueva década, quiero asegurarles que no cederé al pesimismo o a la inmovilidad». Con esta declaración de principios, Emmanuel Macron prometió la pasada Nochevieja llevar a cabo su agenda reformista a pesar de la masiva movilización social contra su proyecto estrella: la reforma de las pensiones. Tras el estallido de la pandemia del covid-19, no fue el pesimismo o la inmovilidad, sino una crisis sanitaria sin precedentes la responsable de congelar las promesas de transformación macronistas en el 2020. Con un año de retraso, el presidente francés deberá apresurarse para ejecutar sus promesas de campaña antes de las elecciones presidenciales , en la primavera del 2022.
Si bien la gestión de la pandemia continuará siendo una prioridad, en especial la organización de la campaña de vacunación que debería ayudar a controlar la propagación del coronavirus y evitar una nueva ola de infecciones, no será la única. La reforma de las pensiones y de las prestaciones por desempleo, el proyecto de ley de seguridad global y la lucha contra el islamismo radical aparecen en primera línea entre los objetivos del presidente Macron. Desencadenante de la huelga de transportes más larga de la historia en Francia, la reforma de las pensiones parece crear disensión en el seno del propio Gobierno.
DIFERENCIAS ENTRE MINISTROS Para $ el ministro de Economía, Bruno Le Maire, se trataría de una «prioridad absoluta» para permitir al Estado «devolver su deuda». Una observación contestada por su compañera de filas, la ministra de Empleo, Elisabeth Borne, que considera que «la prioridad absoluta […] es salir de la crisis sanitaria, económica y social, para proteger los empleos».
En este rifirrafe, Le Maire aclaró que será «la máxima prioridad» en cuanto el Ejecutivo se «embarque en las reformas». Una aclaración que coincidiría con la determinación del jefe de Estado francés. «Cuando hayamos salido de la crisis, esta reforma volverá inmediatamente», ha asegurado una fuente cercana al presidente a la radio RTL.
La enmienda de las pensiones, considerada como «un proyecto de justicia y progreso social» por el presidente, tiene como objetivo armonizar el sistema suprimiendo los 42 regímenes especiales que existen actualmente.
Una modificación rechazada con firmeza por los sindicatos, que consideran que acarreará pensiones más bajas y obligará a los empleados a trabajar más años. Sin olvidar que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha alertado ya de las secuelas económicas de la pandemia sobre las futuras pensiones a medio y largo plazo a nivel mundial. Si bien la fecha de reanudación del proyecto legislativo se desconoce, no hay duda de que irá acompañada de una nueva movilización social.
Concebida en un momento de disminución del desempleo marcado por las dificultades de contratación, la reforma del subsidio de paro penalizará a las empresas que abusen de los contratados de corta duración y endurecerá las condiciones para cobrar una prestación por desempleo.
DESEMPLEO DISPARADO Una $ medida que parece poco o nada adaptada al escenario económico y social actual: el desempleo aumentó un 0,9% el pasado noviembre, alcanzando un total de 3,8 millones de personas. A pesar de esta frágil tesitura, el Gobierno «no tiene la intención de renunciar» a esta «gran reforma», aseguró el primer ministro, Jean Castex, el pasado octubre. Completar «todas las reformas que tienen por objeto transformar, modernizar» el país, «hacerlo más fuerte y más justo» sería una prioridad innegociable en el2021. Innegociable pero aplazable, su entrada en vigor, prevista para este 1 de enero, ha sido pospuesta hasta el próximo 1 de abril.
No conformes con sus planes en stand-by, en plena pandemia, Macron y su Gobierno apostaron por promover el proyecto de ley de seguridad global, una normativa destinada, entre otras finalidades, a proteger la imagen de las fuerzas del orden.
Su polémico artículo 24, que prevé limitar y sancionar la difusión de imágenes de las fuerzas del orden durante sus operaciones, desató una verdadera crisis política y social. Periodistas y organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron un ataque contra la libertad de expresión y la libertad de prensa.
Tras varias jornadas de movilización y con varios casos de brutalidad policial como trasfondo, el líder del grupo parlamentario de La République en Marche, Christophe Castaner, anunció a finales del pasado noviembre «una nueva escritura completa» del controvertido artículo. A lo largo del 2021, la mayoría parlamentaria deberá revelar la corrección del texto. Su aprobación por parte de la opinión pública no está, ni mucho menos, garantizada.
La lucha contra el islamismo radical aparece también entre las prioridades de Macron para este año. El pasado 9 de diciembre, el Gobierno francés presentó su «proyecto de ley para reafirmar los principios republicanos», conocido inicialmente como «proyecto de ley contra el separatismo islamista». Una norma destinada a reforzar el laicismo y poner freno al fanatismo religioso.
En un otoño marcado por una nueva ola de atentados islamistas, el presidente francés optó por sacar adelante el texto.
CRÍTICAS POR ESTIGMATIZACIÓN No exento de críticas, esta vez a nivel internacional, Macron fue acusado de estigmatizar a los musulmanes. A tal reproche se sumó la cólera despertada en varios países musulmanes por su férrea defensa del derecho a la caricatura y la blasfemia. Lejos de renunciar a la iniciativa, el texto será debatido en la Asamblea Nacional este año. Y, por si fuera poco, el pasado 14 de diciembre, el presidente Macron emitió una nueva promesa: celebrar un referéndum para incluir la defensa del clima y la preservación del medioambiente en la Constitución.
Antes de ser sometida al voto popular, la enmienda debe ser aprobada por la Asamblea Nacional y por el Senado. De concretarse, se trataría de la primera consulta celebrada en Francia desde 2005 y, en caso de aprobarse, de un éxito mayor en la agenda macronista en la recta final de su quinquenio.
Más allá de la gestión de la crisis sanitaria por el covid, de la reconstrucción económica del país, del éxito o fracaso de sus impopulares reformas, La République en Marche se someterá al escrutinio popular en las elecciones regionales y departamentales que deberán celebrarse en junio. Se trata de una prueba de fuego para la formación macronista tras su fracaso en las municipales.