Los hosteleros dicen ‘basta’
Una caravana de cientos de vehículos colapsa la capital en protesta por el cierre Reclaman a las administraciones no pagar impuestos si no obtienen ingresos
Una corona de flores abría ayer la marcha de cientos de vehículos que, en protesta por el cierre sectorial que se aplica desde el jueves a la hostelería, circularon por el centro de la capital de la Plana haciendo sonar el claxon. La corona acabaría en la puerta de la sede de la Generalitat en la ciudad, la Casa dels Caragols, porque el mensaje de la marcha organizada por la Asociación de Hostelería de Castellón, Ashocas, era precisamente ese: las administraciones han matado al sector.
La comitiva partió de la explanada del Auditori y recorrió las principales arterias urbanas. Obviamente, hubo una importante afección en el tráfico, pese a que solo ocupaban un carril y a que un amplio dispositivo de Policía Local regulaba la marcha. Pero a pesar de los inconvenientes que pudieron causar, lo cierto es que se encontraron apoyo en las calles. Muchos castellonenses se paraban para aplaudir la marcha y algunos incluso salían al balcón. A su paso por la plaza de La Paz, por ejemplo, la ovación fue general.
La convocatoria fue un éxito indiscutible. Baste señalar que cuando el inicio de la caravana llegó al punto final del trayecto, la plaza María Agustina (tras circular por la avenida Lledó, calle Gobernador, Moyano, Herrero .... )-, todavía estaban pasando vehículos que formaban la parte final de la
serpiente. Según la Policía Local participaron 650, llegados desde toda la provincia, incluidas camionetas de reparto.
Porque como recordaba una grabación emitida desde la furgoneta que encabezaba la marcha, las restricciones no solo afectan a los hosteleros, sino «a los fruteros, a los verduleros, a los repartidores, a los ganaderos...».
CONTINUIDAD «El objetivo era atascar Castelló y lo hemos hecho», aseguró el presidente de Ashocas, Álvaro Amores, durante un discurso que culminó con la colocación en la puerta de la Subdelegación del Gobierno de otra corona de flores. Y puede que los castellonenses tengan que acostumbrarse a los jueves de protestas, ya que «lo haremos semana a semana hasta que nos escuchen».
«Nos han puesto la puntilla. Nos han criminalizado, cuando hemos hecho los deberes. No nos matará el virus pero nos van a matar de hambre», declaró Amores, que sintetizó en una frase el objetivo de esta movilización: «Cero ingresos, cero impuestos».
«Es que encima la orden de cierre nos ha llegado en el peor mes del año en ingresos», se lamentaba también un conocido hostelero de Castelló. La Policía Local de la capital destacó al final de la marcha que no se habían producido «incidencias graves» de tráfico.
De una acción colectiva a otra individual, pero muy directa. Por la mañana, un trabajador de hostelería lanzó huevos a la fachada y en el hall del ayuntamiento de Castelló, en lo que significa la expresión de rabia de todo un sector que se está ahogando.
OPOSICIÓN Por otro lado, el cierre a la hostelería continúa provocando reacciones por parte de los grupos políticos de la oposición. Desde el PP su presidente provincial, Miguel Barrachina, pese a reconocer que «la prioridad ahora es la sanidad y superar la pandemia», cree que «se deben activar de forma urgente medidas a favor de los autónomos». Los concejales Sergio Toledo, Vicent Sales, Susana Fabregat, Juan Carlos Redondo, María España y Vicente Guillamón participaron en las protestas.
Por Vox acudieron las diputadas autonómicas Llanos Massó y Ana María Cerdán y el concejal Luciano Ferrer, en protesta por la «criminalización» del sector.