El pequeño comercio de Castelló acusa la falta de clientes debido a las restricciones
División entre la jornada continua y el cierre vespertino con el tope de las 18 horas Organizaciones del sector advierten de la clausura definitiva de tiendas por la situación
Un cúmulo de circunstancias dificulta la supervivencia del pequeño comercio de Castelló. Así lo denuncian los afectados. El cierre de la hostelería, el aumento del teletrabajo y el autoconfinamiento de buena parte de la población ha restado vida a las arterias de la ciudad. A ello se une la restricción horaria para el comercio no esencial, que debe bajar la persiana a las 18.00 horas. El gremio se divide entre la opción de la jornada continua y partida, o incluso, la mayoritaria en algunas zonas del centro, abrir únicamente por la mañana.
Sea cual sea la opción elegida, la rentabilidad se evapora o, como poco, se resiente. «Es una lenta agonía», resume Charo Brocal, de la Boutique Charo’s de la calle Colón y presidenta de Castelló Espai Comercial. «A este paso muchos comercios van a cerrar», sentencia.
En su caso, opta por bajar la persiana cada día a las 15.00 horas, y no volver a abrir por la tarde. «A partir de las cuatro mi clientela ya no suele comprar, así que por la tarde ya no abro», explica Brocal, «pero aunque esté abierto no se vende mucho, porque hay poca gente y la que hay no entra. Lo que
La agrupación de pequeños (( comerciantes Covaco-Confecomerç prepara un informe para conocer el impacto real de la crisis del covid-19 en este tipo de establecimientos. No obstante, la secretaria general, Tere Esteve, avanza que el sector de la moda y el textil es el más afectado por la caída de las ventas. «Muchos acumulan mercancía en los almacenes desde el pasado mes de marzo y no han podido darle salida todavía», puntualiza. se ha parado el consumo ahora no lo había visto nunca».
De hecho, tampoco el periodo de descuentos habitual de estas fechas ha contribuido a mejorar el escenario. La secretaria general de Covaco, entidad aglutinada en Confecomerç, Tere Esteve, detalla que el clima «está lejos de parecerse a un periodo de rebajas, ya que hace muchos años que no se vendía tan poco en un mes de enero». seis de la tarde cuando la gente solía venir», justo cuando ahora asoma la limitación horaria.
Pocos metros más allá, en la calle Alloza, Eloisa Arnanz, propietaria de la zapatería infantil Merlí, lamenta también el avance de la hora en la que deben bajar la persiana: «Los niños salen del colegio a las 17.00 horas y cerrando a las 18.00 es como si no tuviéramos abierto», aqueja desde su tienda.
Frente a esta realidad, el $
Ayuntamiento ha tratado de mitigar el impacto de la pandemia del covid-19 en el comercio de la ciudad con diferentes líneas de ayudas. Lo ha hecho principalmente a través del plan de reactivación económica, con 1,3 millones de euros. La cuantía de las ayudas es de 1.200 euros en caso de cierre total de la actividad y cuando las pérdidas han sido superiores al 75%; de 600 euros para la apertura con pérdidas entre el 50 y el 75%; y de 300 euros cuando las pérdidas se sitúan entre el 25 y el 49,9%. Además, desde el consistorio gestionarán los 5,5 millones del plan Resistir de la Generalitat valenciana, cofinanciando por su parte el 15%, unas ayudas que principalmente destinarán a la hostelería y el ocio nocturno, pero también a otro tipo de establecimientos. Igualmente, han acelerado el lanzamiento de Cistella, la aplicación móvil de venta on line.
No obstante, desde el sector inciden en la necesidad de «llevar a cabo más acciones desde la administración para reactivar el consumo», añade Tere Esteve, quien considera que los comercios son «los grandes olvidados en esta crisis» y recuerda la «seguridad» de acudir a este tipo de pequeños establecimientos, ya que «cumplen con todas las medidas de prevención e higiene dispuestas».
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Establecimientos de moda y textil, los más afectados