Refuerzan la seguridad en el paseo marítimo de Almassora
El consistorio instala 58 pilonas para separar el tráfico rodado del resto de los usuarios
El paseo marítimo de Almassora refuerza desde ayer la seguridad de peatones y ciclistas ante el tráfico rodado. El consistorio inició la instalación de 58 pilonas que separarán en la calzada el carril reservado a vehículos frente al resto de personas usuarias de la primera línea de costa. Se trata de nuevos elementos que, junto con el repintado de la señalización, ascienden a 39.000 euros con cargo al presupuesto municipal.
Este incremento de la seguridad afectará a la totalidad del paseo, a excepción del tramo comhora prendido entre camí la Mar y calle Venecia, con entre 35 y 40 metros de distancia entre estos bloques para dotar de continuidad la separación entre los carriles. La edila de Territorio, Carmina Martinavarro, indica que este proyecto piloto lo extenderán en más puntos si da un buen resultado.
Las pilonas que $ colocan estos días combinan hormigón con partes metálicas, cortadas con el nombre de Almassora y decoradas con elementos marítimos y el castillo del escudo de la localidad, y son más resistentes que los bolardos de plástico. Esta circunstancia permitirá que temporales de escasa magnitud no afecten a su solidez y cumplan su función en cualquier momento del año, no solo en verano, cuando el flujo de personas es mayor.
Martinavarro agradece a la Policía Local su predisposición a la de trazar el dispositivo para reducir la siniestralidad y garantizar la seguridad de las personas que utilizan el paseo marítimo, en especial para ciclistas y viandantes, «que son el colectivo más vulnerable», comenta la edila.
Esas unidades se suman a la reciente instalación de seis badenes conocidos como cojines berlineses, para reducir la velocidad en las principales vías de la playa. La iniciativa responde a la solicitud vecinal de atajar la peligrosidad para peatones y tráfico. Una inversión de 11.000 euros permitió colocar dos en el camino Catalans, dos en Om Blanc, uno en Benafelí y otro en el camí la Mar.
Esta medida se suma a los radares pedagógicos del casco urbano y la costa, vías donde los residentes denuncian velocidades superiores a 40 kilómetros por hora, con un coste para el consistorio que supera los 18.100 euros.
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