La plantilla amarilla se arropa para enderezar el rumbo
No hay tiempo para lamentaciones. «Hay que ganar el sábado y entre todos lo vamos a conseguir». Ese era el mensaje de optimismo que se respiraba ayer en el seno del Submarino.
Sin tiempo para dar más vueltas al descalabro copero, el Villarreal regresó en la matinal de ayer a los entrenamientos tras la dolorosa derrota sufrida el pasado miércoles en el descuento de la prórroga en Copa ante el Levante en el Ciutat de València (10), circunstancia que privó de poder disputar unas semifinales a la gran mayoría de futbolistas groguets, quienes habían marcado en rojo en el calendario el duelo de cuartos de final.
EL MENSAJE: «TODOS A UNA» El equipo que dirige Unai Emery se ejercitó en la Ciudad Deportiva de Miralcamp, en una sesión de recuperación para los extenuados futbolistas que fueron titulares en el feudo granota, ya con la mente puesta en el próximo partido de Liga, en el que se enfrentarán mañana al Elche en el Martínez Valero (18.30 horas).
«Las derrotas siempre son difíciles de asimilar, pero son las que te hacen luego disfrutar más de las victorias. Este equipo (lo escribió con mayúsculas) nunca se rinde. Bíceps flexionado. ¡Cabeza arriba!», ese fue el mensaje de
Alcácer: «Este equipo nunca se rinde. El bíceps flexionado. ¡Cabeza arriba!», dijo en ‘twitter’
uno de los pesos pesados del vestuario, Paco Alcácer, en su cuenta de Twitter. Un ejemplo del sentir de una plantilla que no arroja la toalla y que está más unida que nunca.