Hallan una serpiente pitón en Burriana en un desahucio
Denuncian al dueño por carecer de un permiso para tener al reptil invasor de África
Sorprendente hallazgo el que protagonizaron agentes de la Policía Local de Burriana y la comisión judicial que los acompañaba el pasado día 8 para efectuar un desahucio. Y es que en la vivienda que debían desalojar encontraron una serpiente pitón real.
Inmediatamente, dieron aviso a los efectivos del Seprona de la Guardia Civil --especializado en el control y protección de la flora y la fauna--, quienes constataron que se trataba de una python regius, propia del África tropical y protegida en el convenio CITES en su apéndice II. Esta especie fue incluida en marzo del 2019 en el catálogo español de especies exóticas invasoras, tras un dictamen científico que recomendó su catalogación por representar un peligro para la biodiversidad, su territorialidad, agresividad y tamaño podrían comprometer la supervivencia de numerosas especies de nuestro medio natural.
Una vez identificado el propietario del reptil, este no pudo aportar a los agentes de la Benemérita la documentación acreditativa legal necesaria para la tenencia del animal, por lo que el varón fue propuesto para sanción por una infracción del Reglamento (CE) no 865/2006. Asimismo, la Guardia Civil procedió al decomiso del reptil, que se encontraba en buen estado. El animal fue trasladado, con las medidas y cuidados oportunos para su entrega, al centro de recuperación de la Generalitat Valenciana, según indicó ayer el instituto armado en un comunicado a los medios.
La Policía Local y los bomberos de Castelló localizaron hace unos años a una serpiente de dos metros de longitud --una espectacular boa constrictor-- en pleno parque Ribalta de la capital. Fue un vecino quien alertó de que un ciudadano checo estaba sujetándola y pidiendo dinero a los viandantes. Los agentes se desplazaron al lugar, denunciaron al hombre (que tampoco tenía la correspondiente documentación) y se incautaron del enorme reptil.
En 2018 la Guardia Civil también desarticuló una red de tráfico de reptiles en Castellón y requisó 600 animales exóticos protegidos procedentes de América, Asia, África y Oceanía. Algunos podían llegar a costar 50.000 euros.