Oltra Pilato
Rondaban los inicios de los años 70 cuando se construyó la residencia de mayores Hogar Sagrada Familia. El proyecto se inició con vistas a ofrecer un hogar a aquellas personas más necesitadas con un alto grado de dependencia, y ha pasado a convertirse en un centro de referencia para las poblaciones vecinas.
El mantenimiento de este centro nos cuesta alrededor de 2 millones de euros, una parte de los cuales está sufragado por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.
Sin embargo, esta residencia continúa siendo una competencia impropia que el Ayuntamiento no puede asumir, más aún después de verse obligado a afrontar los gastos imprevistos del coronavirus.
Y se preguntarán, ¿y Mónica Oltra, dónde está? Pues tras muchas idas y venidas, reuniones aplazadas, de repente la vicepresidenta nos honra con su presencia en una visita corta y cumpe con el expediente. Porque decir, no dijo nada nuevo. Se lavó las manos cual Poncio Pilato, asegurando que «ya hablaríamos tras la pandemia». Pero qué cabe esperar de una persona que se ha pasado escondida toda la pandemia, que no ha respondido al caos de las residencias y tampoco con el proceso de vacunación en las mismas. Su única preocupación ha sido montar el circo en redes sociales y hacer oposición dentro de su propio Gobierno.
La asunción por parte de la Conselleria del Hogar Sagrada Familia es una de las propuestas firmada por Cs con el equipo de gobierno, y no porque pensemos que se está haciendo una gestión deficiente, al revés, muy admirable por parte de los profesionales, sino porque no nos corresponde. Estos 2 millones bien podrían ser destinados para otras inversiones pendientes o para afrontar esta crisis. Por eso, pedimos al tripartito, y especialmente a Compromís, que defienda los intereses de sus vecinos antes que los de su partido, que demuestren que las reivindicaciones van más allá de una simple foto y que remen todos a una y no se marquen un Botànic en una cuestión tan importante para la Vall d’Uixó.
Portavoz de Cs en la Vall d’Uixó