La parroquia de Sant Bartomeu
Es la primera de Castellón en contar con un dispensador automático
La parroquia de Sant Bartomeu, en Benicarló, es la primera iglesia de toda la provincia en instalar un dispensador de agua bendita para devolver a los fieles la posibilidad de santiguarse a la entrada del templo, una práctica que la irrupción del coronavirus había desterrado por las recomendaciones higiénico-sanitarias para evitar contagios.
La empresa valenciana AquaSanctus ha aportado una solución al problema que supone para las parroquias y sus fieles la tradición de persignarse en tiempos de covid y ha creado un dispensador automático con ese objetivo. Este sistema innovador permite que cada persona reciba directamente en sus manos el agua bendita necesaria, sin necesidad de que su piel entre en contacto con ninguna superficie, minimizando así el riesgo de contagio.
También en Lourdes y Fátima
El párroco de Sant Bartomeu, Carlos Luis García, recibió de la mano de los responsables de la compañía este dispositivo, que también se encuentra en lugares tan emblemáticos en el ámbito religioso de la talla del santuario de Fátima, en Portugal, o el de Lourdes, en Francia. Hace poco empezaron a aflorar en diversas parroquias de la Comunitat Valenciana, CastillaLa Mancha y Galicia y ahora aterriza en Castellón a través de esta
Sistema innovador
El párroco, Carlos Luis García, recibió el dispensador. iglesia en el Baix Maestrat.
La necesidad de un mecanismo así llega después de que las medidas higiénicas para evitar contagios convirtieran en imposibles multitud de actos cotidianos, entre ellos, que los fieles pudieran santiguarse a la entrada de las iglesias tomando agua bendita de una pila común. Hasta el punto de que la Conferencia Episcopal indicó a los párrocos que retiraran esta pila de los templos a causa de la pandemia.
Funciona con un pedal
Por ello, un grupo de emprendedores valencianos decidió buscar una solución para que los feligreses pudieran seguir recibiendo este sacramental con toda la seguridad posible. Así surgió este dispensador de agua bendita, que funciona con un pedal metálico situado en su parte inferior, de manera que cada persona lo puede activar para recibir directamente en sus manos la cantidad necesaria del líquido, convirtiéndose en la única solución para que las parroquias sigan ofreciendo este servicio en época de coronavirus.