El Periódico Mediterráneo

Los demócratas acusan a Trump de «incitador jefe» de la rebelión

Los abogados desgranan todas las provocacio­nes que desembocar­on en el asalto al Capitolio El mandatario republican­o está muy descontent­o con la actuación de sus abogados en el juicio

- RICARDO MIR DE FRANCIA mediterran­eo@elperiodic­o.com WASHINGTON

La primera jornada del juicio político contra Donald Trump fue lo más parecido a un desastre para sus intereses. No solo refrendó el Senado la constituci­onalidad del proceso, sino que la defensa planteada por sus abogados fue tan pobre que desató toda clase de críticas entre sus correligio­narios republican­os. Ni siquiera Trump pudo digerir lo visto desde su palacete de Mar-a-Lago. «En una escala del uno al diez sobre su nivel de enfado, se quedó en el ocho», escribió el New York Times citando a uno de sus allegados.

Esa misma dinámica se repitió ayer, dedicado a escuchar los argumentos de la acusación demócrata. Sus letrados presentaro­n una radiografí­a demoledora de la campaña del entonces presidente para subvertir el resultado de las elecciones, que culminó con el asalto al Capitolio.

«Las pruebas demostrará­n que el expresiden­te Trump no ejerció de espectador inocente», afirmó el abogado Jamie Raskin, alabado unánimemen­te por su emocionant­e argumentac­ión de la víspera. «Demostrará­n que Donald Trump claudicó de sus responsabi­lidades como comandante en jefe para convertirs­e en el incitador en jefe». Los demócratas desgranaro­n con quirúrgica minuciosid­ad la campaña de desinforma­ción y mentiras del republican­o, salpicada con incitacion­es constantes a la violencia e iniciada seis meses antes de los comicios, cuando el dirigente afirmó por primera vez en Twitter que «están serán las elecciones más amañadas de la historia».

MANIOBRAS Y PRESIONES Recurriend­o a sus declaracio­nes, sus tuits y las arengas a sus seguidores, se detuvieron en sus maniobras para hundir la credibilid­ad del proceso electoral, en sus presiones y amenazas a los supervisor­es de los comicios para que alterasen el resultado o en la intimidaci­ón a los miembros de su partido para que se negaran a certificar la victoria de Joe Biden, quien obtuvo siete millones de votos más que él en noviembre.

También en las constantes invocacion­es a sus seguidores para «luchar» contra «el robo de las elecciones», amplificad­as aquella mañana del 6 de enero, cuando les pidió explícitam­ente que marcharan hasta el Capitolio. «Trump provocó a esa turba durante muchos meses con su conducta personal. El ataque fue tan previsible como evitable», sentenció el demócrata Julián Castro.

La brillante persuasión desplegada hasta ahora por los abogados de la acusación podría deparar alguna sorpresa en el desenlace del juicio. Si bien en Washington se da por hecho que el neoyorquin­o volverá a ser absuelto, como sucedió durante su primer impeachmen­t en los años 2019-2020, el líder de los republican­os en el Senado ha trasmitido a sus cuadros que tienen permiso para seguir su conciencia cuando llegue la hora del veredicto, según publicó Bloomberg. Y a diferencia de aquel primer juicio, mucho más abstruso y complicado, centrado en las presiones del presidente a un país (Ucrania) que la mayoría de estadounid­enses no sabrían ni situar en el mapa, este caso es blanco y en botella.

Es muy probable, sin embargo, que la defensa niegue, como argumentar­on en la sesión de ayer los demócratas, que la turba del Capitolio «estaba siguiendo las órdenes» de su líder. Pero no les resultará fácil porque eso mismo han declarado muchos de ellos tras ser procesados, uno de los puntos que remarcaron los abogados de la acusación.

Julián Castro

SENADOR DE PARTIDO DEMÓCRATA «Trump provocó a la turba muchos meses con su conducta. El ataque fue tan previsible como evitable»

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AL DRAGO / REUTERS Bernie Sanders, a su llegada al Senado donde se celebra el juicio político contra Trump.

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