Los demócratas acusan a Trump de «incitador jefe» de la rebelión
Los abogados desgranan todas las provocaciones que desembocaron en el asalto al Capitolio El mandatario republicano está muy descontento con la actuación de sus abogados en el juicio
La primera jornada del juicio político contra Donald Trump fue lo más parecido a un desastre para sus intereses. No solo refrendó el Senado la constitucionalidad del proceso, sino que la defensa planteada por sus abogados fue tan pobre que desató toda clase de críticas entre sus correligionarios republicanos. Ni siquiera Trump pudo digerir lo visto desde su palacete de Mar-a-Lago. «En una escala del uno al diez sobre su nivel de enfado, se quedó en el ocho», escribió el New York Times citando a uno de sus allegados.
Esa misma dinámica se repitió ayer, dedicado a escuchar los argumentos de la acusación demócrata. Sus letrados presentaron una radiografía demoledora de la campaña del entonces presidente para subvertir el resultado de las elecciones, que culminó con el asalto al Capitolio.
«Las pruebas demostrarán que el expresidente Trump no ejerció de espectador inocente», afirmó el abogado Jamie Raskin, alabado unánimemente por su emocionante argumentación de la víspera. «Demostrarán que Donald Trump claudicó de sus responsabilidades como comandante en jefe para convertirse en el incitador en jefe». Los demócratas desgranaron con quirúrgica minuciosidad la campaña de desinformación y mentiras del republicano, salpicada con incitaciones constantes a la violencia e iniciada seis meses antes de los comicios, cuando el dirigente afirmó por primera vez en Twitter que «están serán las elecciones más amañadas de la historia».
MANIOBRAS Y PRESIONES Recurriendo a sus declaraciones, sus tuits y las arengas a sus seguidores, se detuvieron en sus maniobras para hundir la credibilidad del proceso electoral, en sus presiones y amenazas a los supervisores de los comicios para que alterasen el resultado o en la intimidación a los miembros de su partido para que se negaran a certificar la victoria de Joe Biden, quien obtuvo siete millones de votos más que él en noviembre.
También en las constantes invocaciones a sus seguidores para «luchar» contra «el robo de las elecciones», amplificadas aquella mañana del 6 de enero, cuando les pidió explícitamente que marcharan hasta el Capitolio. «Trump provocó a esa turba durante muchos meses con su conducta personal. El ataque fue tan previsible como evitable», sentenció el demócrata Julián Castro.
La brillante persuasión desplegada hasta ahora por los abogados de la acusación podría deparar alguna sorpresa en el desenlace del juicio. Si bien en Washington se da por hecho que el neoyorquino volverá a ser absuelto, como sucedió durante su primer impeachment en los años 2019-2020, el líder de los republicanos en el Senado ha trasmitido a sus cuadros que tienen permiso para seguir su conciencia cuando llegue la hora del veredicto, según publicó Bloomberg. Y a diferencia de aquel primer juicio, mucho más abstruso y complicado, centrado en las presiones del presidente a un país (Ucrania) que la mayoría de estadounidenses no sabrían ni situar en el mapa, este caso es blanco y en botella.
Es muy probable, sin embargo, que la defensa niegue, como argumentaron en la sesión de ayer los demócratas, que la turba del Capitolio «estaba siguiendo las órdenes» de su líder. Pero no les resultará fácil porque eso mismo han declarado muchos de ellos tras ser procesados, uno de los puntos que remarcaron los abogados de la acusación.
Julián Castro
SENADOR DE PARTIDO DEMÓCRATA «Trump provocó a la turba muchos meses con su conducta. El ataque fue tan previsible como evitable»