‘Fake news’
En los últimos tiempos está de moda incorporar la mentira al debate político contando con la creciente polarización ideológica y las redes sociales como escenario perfecto para que las fake news se extiendan como la pólvora.
Las fake news se han convertido lamentablemente en un fenómeno normalizado en el escenario político los últimos años; las hemos visto constantemente, por ejemplo, en la administración Trump a través del mismo presidente y de su ejército de tuiteros. Pero no son patrimonio exclusivo del país norteamericano, sino que en toda Europa, también en España, la extrema derecha las ha abrazado como modus operandi habitual. Sin ir más lejos, durante los últimos días de campaña de las elecciones catalanas vimos cómo se viralizó un documento que supuestamente probaba el positivo en covid-19 del candidato del PSC, Salvador Illa. Inmediatamente se demostró que se trataba de una mentira más que la derecha había utilizado para desestabilizarle cara a los comicios, a sabiendas de que, a pesar de que esta información fuera desmentida, gran parte del daño a su imagen ya era irreparable.
La extrema derecha y la derecha no tan extrema saben que en la era de Instagram y Twitter una mentira deja secuelas que una verdad no puede reparar, y juegan con esto. Cada día más, también en el ámbito local, las mentiras y medias verdades se han instaurado a un ritmo alarmante provocando la irremediable consecuencia de aumentar el ya de por sí elevado hastío del ciudadano hacia la clase política. Indudablemente se acabarán desarrollando mecanismos que compensen este tipo de guerra sucia política, pero mientras tanto, ante estos casos, todos los ciudadanos tenemos la corresponsabilidad moral de verificar la información antes de colaborar en la difusión de bulos.