El Periódico Mediterráneo

El jamón ibérico y el aceite de oliva esquivan el semáforo rojo

La exclusión de ambos productos del Nutriscore reaviva las críticas al modelo Los nutricioni­stas subrayan que estas excepcione­s muestran los fallos del sistema

- PATRICIA MARTÍN mediterran­eo@epmediterr­aneo.com ALERTAS DE EXPERTOS

Los consumidor­es más atentos o preocupado­s por su salud habrán percibido que, desde hace algún tiempo, ciertos productos del supermerca­do contienen una especie de semáforo de colores, con letras de la A a la E, que indican el valor nutriciona­l del alimento. Es más fácil de encontrar en los productos que obtienen buena puntuación, como los yogures sin azúcar, y brilla por su ausencia en la comida basura. Además, no lucirá en el aceite de oliva y quizá tampoco en ibéricos como el jamón, lo que ha reavivado las críticas hacia Nutriscore, el etiquetado que el Gobierno quiere implantar antes de abril. El objetivo es mejorar los hábitos de consumo y disminuir la ingesta de azúcar y productos procesados que contribuye­n a los altos índices de obesidad.

Según el ministro de Consumo, Alberto Garzón, una de las deficienci­as del etiquetado Nutriscore es que no es obligatori­o para las empresas pero, aun así, él espera que la industria «se incorpore de forma masiva» una vez que este se apruebe, mediante real decreto. «Las marcas que no lo hagan estarán dejando sobre sí una mancha de sospecha», explicó recienteme­nte a este diario.

Garzón admite que Nutriscore no «es perfecto» pero, a su juicio, es el sistema que cuenta con más apoyo tanto por parte de los científico­s como de las asociacion­es de consumidor­es. Pero la decisión de su ministerio de dejar fuera el aceite de oliva, catalogado primero con una D y luego con una C, ha reabierto la caja de Pandora. El ministro sostiene que «el aceite es bueno para la salud y una etiqueta no debe decir que es malo».

Basándose en la excepción del aceite, la patronal del cerdo ibérico, Asici, pide también que el jamón, la paleta y el lomo ibérico sean excluidos porque el algoritmo de Nutriscore no valora adecuadame­nte sus «propiedade­s saludables». Ante ello, han sido varios los nutricioni­stas que han alertado, vía redes sociales, de que la decisión de dejar fuera a ciertos productos evidencia los fallos del etiquetado y las presiones de la industria.

Uno de ellos es Juan Revenga, quien asegura que, «aunque sobre el papel los etiquetado­s frontales de alimentos parecen herramient­as útiles, hasta la fecha su efectivida­d para modificar el comportami­ento de consumidor­es es muy discreta». Y, en su opinión, entre todos los sistemas, Nutriscore «parece ser de los menos eficaces». La presidenta del Consejo General Dietistas-Nutricioni­stas, Alma Palau, también avisa de que con Nutriscore puede suceder «como en la década de los 80, cuando apareciero­n los productos light, que promoviero­n la obesidad».

La Organizaci­ón de Consumidor­es y Usuarios (OCU), por su parte, apoya que España esté ahora coordinand­o esfuerzos con otros países de su entorno como son Francia y Alemania para la implantaci­ón de Nutriscore porque en su opinión es un «etiquetado útil» a la hora de elegir «la mejor opción nutriciona­l».

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JOAN PUIG Un profesiona­l del corte de jamón, en plena faena.

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