El Periódico Mediterráneo

Pie y medio en octavos

El Submarino recupera la solidez y la efectivida­d en Europa League y vence en Salzburgo con goles de Alcácer y Fer Niño.

- JOSÉ LUIS LIZARRAGA jlizarraga@epmediterr­aneo.com

El Villarreal se bebió al Red Bull Salzburgo sorbo a sorbo, con paciencia y recuperand­o las señas de identidad que distinguen a los amarillos. No fue fácil porque no puede serlo a estas alturas en la Europa League, pero sin ser todavía su versión premium, sí que estuvieron más cerca de ella y los dos goles de Alcácer y Fer Niño aproximan el pase a octavos que deberá certificar­se en Vila-real. Salzburgo se convirtió en la pista de despegue.

Emery no tenía que inventar nada. La clave era que el Villarreal volviera a ser el Villarreal después de reveses duros en Liga y Copa. Que el técnico amarillo va a por todas ya quedó demostrado en la Copa pese a la derrota ante el Levante. En Salzburgo lo refrendó.

La alineación era titularísi­ma. Era el primer paso después de tantos contratiem­pos en forma de lesiones. Después apostó por el dibujo que mejores resultados le ha dado, el 4-3-3 flexible que se manifiesta de una forma en ataque y que se pone una máscara distinta cuando toca replegarse. Y el Villarreal funcionó después de una crisis de identidad profunda ante el Betis. Parte de culpa la tuvo Trigueros y también Capoue. El talaverano inyectó fútbol a su equipo y el francés, equilibrio. Luego, estaba el bonus Gerard, el delanteroc­ampista, ese híbrido de ariete goleador y centrocamp­ista que corre, piensa y juega bien al fútbol.

Al Submarino también le ayudó la presión tan alta del Salzburgo, que si bien dificultab­a la salida del balón, ofrecía, por contra, más espacios, algo que siempre agradece el Villarreal, que lo pasa peor cuando el rival juntas sus líneas y regala medio campo. En ese escenario se palpaba un suave aroma de superiorid­ad grogueta. Gerard tuvo la primera oportunida­d en una falta botada por Parejo que se le marchó fuera al 7. Y un minuto después, un penalti de Kristensen a Parejo, transmitía que en Austria empezaba la resurrecci­ón. Pero el mal fario se asomaba cuando Alcácer volvió a fallar un penalti como ya sucediera en Granada. El lanzamient­o fue muy deficiente.

Dos errores consecutiv­os de Parejo eran un aviso del Salzburgo, que era constante en su presión avanzada. Pero si una cualidad tiene este equipo de Emery es que posee argumentos para marcar a poco que se le presente la ocasión. Y llegó en una falta lateral, que con Parejo siempre es una opción de peligro, y Gerard Moreno ganó en el salto a Kristensen y dejó a Paco

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EFE El delantero Fer Niño abraza a Gerard Moreno tras anotar el segundo tanto de la noche para los amarillos.
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Paco Alcácer celebra con sus compañeros el primer gol del Villarreal ante el Red Bull Salzburgo.

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