Los líderes del G-7 se obligan a impulsar la lucha contra el covid
Los países más industrializados prometen donar 3.200 millones para vacunar a los de renta baja El presidente norteamericano y el italiano debutan en el cónclave del «regreso al multilateralismo»
El coronavirus marcó, como no podía ser de otro modo, la reunión virtual que celebraron ayer los dirigentes del G-7, el grupo de países más ricos del mundo. Facilitar de manera coordinada el acceso de los países pobres a las vacunas contra el covid-19 y la reconstrucción de la economía, devastada por pandemia, fueron los dos principales asuntos abordados por los mandatarios de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Japón, Canadá y la Unión Europea. Sus líderes se comprometieron a reforzar con 4.000 millones de dólares (más de 3.200 millones de euros) las campañas de vacunación para países con rentas bajas, puestas en marcha al amparo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el encuentro, que marcó «el retorno al multilateralismo», como subrayó el comunicado final, después de los años de Donald Trump al frente de la Administración estadounidense, también se evocaron otros retos, como la lucha contra el cambio climático, cómo regular las plataformas sociales y la importancia de preservar la libertad de expresión.
La reunión por videoconferencia contó con la participación de Joe Biden, que se estrenaba en el foro como presidente de EEUU. También fue el debut de Mario Draghi en el G-7 como primer ministro de Italia. El británico Boris Johnson, que ofició como presidente de turno, abrió la sesión subrayando la importancia de «avanzar juntos» en el programa de vacunación internacional. «Debemos asegurarnos que todo el mundo se vacune, porque esta es una pandemia global y no tiene sentido que un país gane a otros. Tenemos que avanzar juntos» y distribuir las vacunas «a precio de coste».
Surgen discrepancias sobre la rapidez en la que las naciones ricas deben compartir sus excedentes
Biden apoyó el esfuerzo conjunto con el anuncio de una entrega inicial de 2.000 millones de dólares al Fondo de Acceso Global para Vacunas, Covax, un programa pilotado por la OMS. El jefe de la Casa Blanca ha prometido otros 2.000 millones a lo largo de los próximos dos años, una vez que el resto de donantes hayan cumplido sus compromisos. La cancillera alemana, Angela Merkel, por su parte anunció una aportación a la lucha global contra el covid de 1.500 millones de euros más. «La pandemia no acabará hasta que toda la gente en el mundo este vacunada», advirtió. La Unión Europea también incrementará su aportación a Covax. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, explicó que la UE realizará una contribución adicional de 500 millones de euros, que elevará la aportación europea hasta el momento a los 1.000 millones. «Con este impulso financiero queremos garantizar que las vacunas se suministran pronto a los países de renta baja y media, porque solo estaremos seguros si todo el mundo está seguro», afirmó Von der Leyen a través de un comunicado.
En torno a 130 países aún no han comenzado a vacunar a su población. A pesar de las buenas intenciones de los mandatarios del G-7, las oenegés acusan a los países ricos de estar acaparando las vacunas y de retener muchísimas más de las que necesitan para inmunizar con dos dosis a toda su población.
Romilly Greenhill, directora para el Reino Unido de la organización internacional ONE Campaign, no entiende «cómo es posible que los países ricos hayan pedido 1.000 millones más de dosis de las que necesitan para vacunar a sus habitantes», declaró a la BBC. «Pedimos que se repartan inmediatamente esas dosis a países que lo necesitan en todo el mundo. No sólo es algo malo para esos países, que aún no han visto vacuna alguna. Es también muy malo para nosotros, con el riesgo de que el virus vaya a mutar y retorne al Reino Unido y otros países ricos».
Algunos países del G-7 prometen donar a Covax sus excedentes de vacunas. Es el caso del Reino Unido, aunque Johnson no ha precisado la cantidad o cuándo se hará esa entrega, ya que su Gobierno dará prioridad a la población británica. El presidente francés, Emanuel Macron, ha pedido en cambio que Europa y Estados Unidos suministren rápidamente entre el 3% y el 5% de sus dosis disponibles a los países en desarrollo. Macron ha denunciado que algunos países de África están comprando vacunas occidentales, como la de AstraZeneca, a «precios astronómicos». Los líderes del G-7 saben también que China y Rusia están ganando la batalla proporcionando más vacunas a los países en desarrollo.