El Barça se autocondena y dimite de la lucha por el título
El equipo de Koeman falla ante el Cádiz con un absurdo penalti de Lenglet en el minuto 88
BARCELONA 1 CÁDIZ 1 Barcelona: Ter Stegen: Dest (Mingueza, min. 80), Gerard Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Sergio Busquets (Pjanic, min. 65), De Jong, Pedri (Trianco, min. 74): Dembélé (Riqui Puig, min. 80), Messi y Griezmann (Braithwaite, min. 65). Cádiz: Ledesma; Iza, Fali, Mauro, Espino; Salvi (Alejo, min. 63), Perea (Jonson, min. 76), Jon Ander Garrido (Jose Mari, min. 58), Jairo (Álex Fernández, min. 59); Rubén Sobrino y Álvaro Negredo (Lozano, min. 59).
Goles: 1-0. Min. 32: Messi, de penalti. 1-1. Min. 89: Álex Fernández, de penalti. Árbitro: Martínez Munuera (valenciano). Mostró amarilla a Alejo y Jose Mari. Campo: Camp Nou.
Incidencias: Minuto de silencio por Martí Vergés, exjugador del Barça entre 1956 y 1966, que murió el miércoles a los 86 años.
En la foto final del penalti salió, un día más, Lenglet. Pero si se amplía el foco alcanza a todo el Barça, sumergido en una espiral autodestructiva que le lleva a emparentarse con un club depresivo y caótico, sin gobierno alguno. Como el equipo de Koeman. Tenía la posibilidad de reengancharse a la Liga aprovechando que al Atlético le empiezan a temblar las piernas. Pero, fieles a su espíritu lleno de frustración, dimitieron de tal empeño, como se vio en el último suspiro de un aburrido partido que el Cádiz llevó a su territorio.
Incluso cuando perdía tras el gol de penalti de Messi, aunque la paternidad intelectual de ese 1-0 le pertenece a Pedri, uno de los escasos faros de luz que dan esperanzas al barcelonismo. Incluso perdiendo, el equipo andaluz estaba donde quería. Metido en el partido, esperando, como sucedió
en el Carranza, la torpeza defensiva del Barça. Llegó en el último suspiro, cuando Lenglet metió la pierna donde no debía y Álvaro Cervera volvía feliz a Cádiz porque ha arrebatado cinco puntos al Barça de Koeman en tan solo dos meses y medio de Liga.
En cinco días, dos bofetadas de realidad han recibido los culés. A cada cual, más dura. Europa es una verdadera tortura y la Liga un calvario sin fin. No aprende de sus errores, persistente como está siendo en condenarse a sí mismo, sin necesidad de que los demás le ajusticien. «Es culpa nuestra, no hay excusas», confesó Jordi Alba, quien al ver el penalti de Lenglet se tiró al césped enrabietado.