El Atlético afronta su particular Tourmalet
El conjunto del Cholo Simeone pierde fiabilidad
Dos empates y una derrota han agitado el avispero del Atlético, club propenso a la ciclotimia, y han sacado a relucir todas las cicatrices de El Pupas. Febrero pintaba nubarrones, marzo amenaza tormenta. Seis envites por delante que definirán las opciones rojiblancas de levantar algún título esta temporada. LaLiga parecía encarrilada. Simeone recela de tal aseveración, más viendo que su equipo está dando síntomas de agotamiento y carencia de ideas a estas alturas de la película. Quien no esté acusando el demencial calendario, que tire la primera piedra.
La primera curva llegará mañana (21.00 horas) en el destierro forzado de Bucarest. El Chelsea de Thomas Tuchel, más encorsetado y riguroso tácticamente que el de Lampard, amenaza con su regularidad y desparpajo, aunque con la cuota de imprevisibilidad de una escuadra bisoña y en proceso de remodelación. Físicamente potente y mentalmente vulnerable. La eliminatoria de Champions contra los del sudoeste londinense debería decantarse desde el esfuerzo y la pegada en las áreas, donde este Atlético es cum laude.
En la competición doméstica, los colchoneros se pondrán finalmente al día recibiendo al Athletic Club. Un duelo que se antoja clave, más viendo que previamente habrán pasado por La Cerámica de Vila-real (domingo, 21.00 horas) y medido fuerzas con su némesis ciudadana. El derbi contra el Madrid, único equipo que le ha ganado en Liga junto al Levante, será uno de los momentos claves del curso. Tres puntos que supondrían agarrar el tro
feo liguero por el asa. Getafe y Alavés cerrarán el tercer mes del año. Sevilla y Betis, ambos fuera, abrirán abril. Pero eso será otra feria.
‘SUÁREZ DEPENDENCIA’ Necesita el Atleti de la voracidad de su ariete. El uruguayo ha sido una bendición. El maná goleador para el pueblo rojiblanco, tan dado a encumbrar a los futbolistas que se dejan algo más que la piel sobre el campo. El 9 es la diferencia entre el Atlético y sus inmediatos perseguidores. Y eso, en un fútbol pandémico sentenciado al mínimo detalle, son palabras mayores. Dieciséis tantos que han cogido el puente aéreo desde Barcelona.