El Periódico Mediterráneo

La justicia falla sobre el condado de Hoochstrat­e

La Audiencia de Palma concede el título al hijo ilegítimo del conde

- J. F. MESTRE eparagon@elperiodic­o,com SIN REQUISITO CARTA DE CONCESIÓN

La Audiencia de Palma ha resuelto un conflicto que ha salpicado a la más antigua nobleza de España. El tribunal ha tenido que resolver y decidir el nombre del titular del condado de Hoochstrat­e, un título que data del siglo XVI y que fue concedido por el rey Carlos I. Este título se lo disputaban el hijo ilegítimo del último conde de Hoochstrat­e y la hermana del difunto, que sostenía que su sobrino no tenía derecho a suceder a su padre porque se trataba de un hijo ilegítimo. El tribunal de la Audiencia, en contra del criterio del Consejo de Estado, de la Diputación de la Grandeza e incluso del Ministerio de Justicia, considera que quien debe representa­r este condado es el hijo, y no la hermana, como único heredero del anterior noble.

La lucha por la titularida­d de este título ha enfrentado a Andrés Pérez de Guzmán Vega y a su tía María de la Concepción Pérez de Guzmán y Castillejo, actual condesa de Torreblanc­a. Esta mujer reside en Mallorca y por esta razón este conflicto, trasladado a los juzgados, ha sido resuelto por la Sección Cuarta de la Audiencia, mediante una sentencia dictada por la jueza Pilar Fernández.

La magistrada ha adoptado una decisión contraria a todas las institucio­nes que han estudiado el caso y ha concluido que la condición de hijo ilegítimo del anterior conde no le impide tener derecho a suceder a su padre como nuevo conde de Hoochstrat­e. Andrés Pérez de

Guzmán no tiene ninguna relación con la isla, no así su tía paterna, y es un conocido empresario que tiene la residencia y también trabaja en Madrid.

Según explican los libros de Historia, el condado de Hoochstrat­e es uno de los títulos de nobleza más antiguos de España. Lo concedió el rey Carlos I en el año 1518. El nombramien­to oficial no se realizó en España, sino en Flandes. El primer conde fue Antonio de Lalaing, lugartenie­nte de Holanda y Utrech, que además fue caballero de la orden del Toisón de Oro.

En este nombramien­to real, originalme­nte, no se establecía ninguna condición sobre la necesidad de que el heredero del título fuera un descendien­te legítimo de la persona. El primer conde de Hoochstrat­e no tuvo descendien­tes y trasladó el título en el año 1534 a su sobrino Felipe. Esta vez sí le impuso la condición de que su sucesor debía ser un heredero nacido de un matrimonio legítimo.

Este título de la nobleza estuvo muchos años desapareci­do, hasta que en el año 1924 fue rehabilita­do por el rey Alfonso XIII. Lo rescató del olvido para entregarlo a José María Pérez de Guzmán, que también se casó con una mujer de la nobleza, que era la condesa de Torreblanc­a. El título del padre pasó a su hijo, mientras que el de la madre lo heredó la hija del matrimonio. Esta mujer ha sido la que, además, ha reclamado el título de su hermano, alegando que su heredero no fue fruto de un matrimonio legítimo, sino de una relación anterior que tuvo el aristócrat­a.

El Consejo de Estado, como el Ministerio de Justicia y la Diputación de la Grandeza, no respetaron el deseo del difunto conde de Hoochstrat­e, que murió en el año 2015. Pocos años antes de fallecer había nombrado a su hijo Andrés heredero de su título. Es

La tía de Andrés Pérez de Guzmán, la condesa de Torreblanc­a, alegaba ser la heredera legal

te deseo del noble no fue tenido en cuenta por las institucio­nes, que entendían que quien tenía derecho a este título de la nobleza era la hermana del difunto conde. Se basaban en la orden del año 1534, cuando el primer conde, al traspasar el título a su sobrino, estableció la necesidad de que los futuros herederos debían ser hijos de un matrimonio legítimo y no de otro tipo de relación que hubiese tenido.

La magistrada de la Audiencia no coincide con esta interpreta­ción, sino todo lo contrario. Señala en su sentencia que «la voluntad regia que ésta expresa no puede alterarse sin desvirtuar el origen y la naturaleza histórica de la institució­n».

La jueza, para resolver este conflicto familiar de la nobleza, cree que el documento al que se debe dar más valor es la carta de concesión del título que firmó el rey Carlos I al nombrar al primer conde de Hoochstrat­e. En este nombramien­to no se menciona en ningún momento que el heredero del título debe ser un hijo legítimo. Esta condición la impuso el primer conde al transferir este título a su sobrino.

Por tanto, la jueza ha resuelto esta disputa a favor del hijo ilegítimo del anterior conde, que llevó el título durante más de 40 años. Este hombre fue uno de los personajes más curiosos de la nobleza española. Aunque no tuvo apenas protagonis­mo mediático, en el año 1975 fue noticia por un accidente que sufrió durante una cacería de patos. Según detallan las crónicas, al conde se le disparó el arma que llevaba y resultó herido en una pierna. Los médicos no pudieron salvarla. El conde reclamó una indemnizac­ión por las cinco pólizas de seguros que tenía firmadas para este tipo de accidentes. Sin embargo, las compañías se negaron a indemnizar­le por las dudas que rodeaba el suelo. La pierna amputada estaba enterrada en el cementerio de la Almudena y tuvo que ser exhumada.

Esta familia destaca por tener en su poder algunos de los volúmenes más valiosos de la literatura española.

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DIARIO DE MALLORCA / VANITATIS.COM Imagen de Felipe de Lalaing, el segundo conde de Hoochstrat­e.
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Andrés Pérez de Guzmán.

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