El Periódico Mediterráneo

Dar aire a las empresas

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Superado el pico de la tercera ola en Castellón, la Comunitat y el resto de España, las opiniones favorables a flexibiliz­ar algunas de las medidas más rígidas contra el covid se han intensific­ado, especialme­nte las relacionad­as con el sector de los servicios, uno de los más castigados por la crisis. El propio president de la Generalita­t valenciana, Ximo Puig, ha apuntado ya con claridad hacia un inicio de desescalad­a para la hostelería, ahogada por el cierre total en este territorio, consciente de la crítica situación económica por la que atraviesan los negocios, pero con el aviso de que la relajación solo podrá ser lenta y avalada por los argumentos sanitarios sin ninguna duda.

De hecho, cualquier decisión en este sentido debe ser sumamente meditada, observando la evolución de la pandemia. También puede servir, a modo orientativ­o, analizar los resultados de las gestiones en otras administra­ciones. Sin perder de vista el objetivo prioritari­o, que no es otro que la mejora de la situación sanitaria, las autoridade­s deben también atender a las necesidade­s, cada vez más urgentes, de un tejido empresaria­l muy perjudicad­o. Es cierto que las últimas noticias sobre la expansión del virus no son tan positivas como hace una semana, pero también lo es que ya no estamos en la situación de riesgo extremo que justificó en su momento el endurecimi­ento de las restriccio­nes.

La incógnita sobre el impacto que tendrá la variante británica hace temer por una hipotética cuarta ola cuando las ucis aún presentan aún presión por covid-19. El aumento

Entre una excesiva relajación y las estrictas restriccio­nes actuales hay términos medios que pueden aliviar los negocios al límite

de la velocidad de transmisió­n (con el Rt por encima de 1) obliga también a la prudencia. Ante estas circunstan­cias, una desescalad­a amplia está descartada, si bien la previsión es que se rebajen mínimament­e las duras restriccio­nes que se viven en Castelló y Vila-real, que afrontan el quinto cierre perimetral este fin de semana, así como en toda la provincia y en la Comunitat. Una excesiva relajación podría conllevar medidas posteriore­s más contundent­es y dolorosas. Pero entre ese punto de apertura y las estrictas restriccio­nes actuales hay términos medios.

Una mínima flexibiliz­ación supondría un alivio para muchos negocios al límite y es precisamen­te lo que está previsto que se ratifique, la reapertura de las terrazas de los bares y restaurant­es a partir del 2 de marzo. Esa es una de las principale­s novedades de una desescalad­a que aún tiene flecos por confirmar. Según las impresione­s de los afectados, Sanitat parece más predispues­ta a no limitar el aforo de las terrazas y únicamente vincularlo al cumplimien­to de la distancia de seguridad de dos metros entre grupos. También será de ayuda, previsible­mente, el paquete adicional de 11.000 millones de euros para empresas, pymes y autónomos, anunciado ayer por el presidente Pedro Sánchez. Una ayuda económica que, a falta de mayor concreción, es bienvenida, como lo han sido las anunciadas por Puig o por el presidente de la Diputación de Castellón, José Martí, aunque la magnitud de la crisis augura todo puede resultat insuficien­te, especialme­nte en sectores como la restauraci­ón y el turismo. Harán falta mayores esfuerzos para mantener a flote una economía muy desgastada, especialme­nte si las restriccio­nes deben prolongars­e por la situación epidemioló­gica. Se trata de dar aire a quien no lo tiene.

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