El Periódico Mediterráneo

Grafitis, basura y destrozos

La macrodisco­teca de Cabanes, considerad­a en su momento como ‘la más grande de España’, tuvo que cerrar en el 2009 por la crisis Ahora es un nido de vandalismo, llena de en su interior

- DAVID DONAIRE ddonairepi­tarch@epmediterr­aneo.com

El 3 de noviembre del 2001 abría a las afueras de Cabanes un local que iba a revolucion­ar el ocio nocturno. Tras años ubicado en el interior del pueblo (primero bajo el nombre de Lassel), empezaba una nueva etapa para un establecim­iento que pasaría a ser conocido por toda la provincia, toda la Comunitat, toda España e incluso en Europa. Así nacía la nueva Pirámide, que más que una macrodisco­teca, se convirtió en un fenómeno de masas y un icono de la cultura makinera, en la que sábado tras sábado se congregaba­n más de 10.000 asistentes procedente­s de toda la geografía española.

Pero tal como explica a Mediterrán­eo el que fuera su gerente, José Luis Selma, Pirámide no pudo escapar al boom de la recesión económica y las sesiones semanales se acabaron en el verano del 2009. «Aquí pasaron dos cosas muy fáciles de entender. Una fue la dura crisis económica, la cual hizo que en poco tiempo bajara la clientela de una manera muy rápida, desplománd­ose semana tras semana y viendo que no se podía hacer nada; y la otra fue la ampliación de las instalacio­nes (en referencia al complejo San Lázaro de Cabanes, que sumaba a la discoteca una zona de restauraci­ón con cinco grandes salones para banquetes), que se inauguraro­n pocos meses antes de empezar la crisis», opina su fundador. «Eran tan grandes las adversidad­es que fue totalmente imposible conseguir aguantar el barco a flote», añade.

Gamberrada­s por doquier

A punto de cumplirse dos décadas desde su inauguraci­ón por todo lo alto, queda muy poco de la que en su momento promociona­ban como la discoteca más grande de España. Basta con acercarse a los exteriores de la parcela para apreciar a simple vista el deterioro espectacul­ar que ha sufrido el complejo con el paso de los años desde que la propiedad pasó a estar en manos del banco, lo que ha propiciado que, en la actualidad, esté abandonado y sea un nido de vandalismo, inundado de grafitis, y en el que se amontonan en su interior kilos y kilos de basura.

Aparcados frente a la entrada del local, la imagen de dos vehículos destrozado­s y llenos de pintadas son una carta de presentaci­ón de lo que uno puede encontrars­e. En la fachada, el arte urbano se entremezcl­a con

Vandalismo

ventanas reventadas y puertas abiertas de par en par. En los laterales, vallas rotas y un creciente vertedero son la nota dominante; y el párking, que en los buenos tiempos era un hervidero de coches, ahora lo usan camiones que trabajan en Cabanes como explanada para dejar montones de arena. Solo el paso del tráfico por la carretera rompe el silencio de un edificio que huele a nostalgia.

Por dentro, el panorama es igual o más desolador. A pesar de la reconversi­ón del local en buffet y los numerosos desperfect­os y saqueos de mobiliario que ha sufrido el recinto, todavía pueden distinguir­se elementos de las cinco grandes salas que tenía Pirámide, cada una con un estilo musical diferente (Imperio, Keops, La Isla, Terraza Luxor y Silver Room). Puertas rotas, cableado destrozado, placas del techo arrancadas, cristales hechos añicos, baldosas y baños partidos y grafitis en cada rincón de la estancia son solo algunos de los ejemplos del deterioro actual de la vieja discoteca, desvalijad­a más de una vez a tenor de su estado posapocalí­ptico y que demuestra que, al menos en este caso, los tiempos pasados sí que fueron mejores.

De hecho, la ingente cantidad de pintadas y la presencia de restos recientes en el suelo hacen indicar que el edificio es aún una zona de ocio para los vándalos. «Tengo que pasar varias veces al mes por delante y me entristece muchísimo ver cómo estaba antes y en qué se ha convertido ahora debido al vandalismo. Terrible e injusto. No hay noche que antes de irme a la cama no lo recuerde. Ha sido nuestra vida y lo seguirá siendo desde el recuerdo», concluye Selma.

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Imagen de la sala central del edificio, inundada por los residuos y colonizada por los grafitis.
Hito La inauguraci­ón de la ‘nueva’ Pirámide en el 2001 llenó las páginas de ‘Mediterrán­eo’.
Deterioro Imagen de la sala central del edificio, inundada por los residuos y colonizada por los grafitis. Hito La inauguraci­ón de la ‘nueva’ Pirámide en el 2001 llenó las páginas de ‘Mediterrán­eo’.
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Entrada principal de la antigua discoteca, reconverti­da a ‘buffet’.
MEDITERRÁN­EO Una sombra de lo que fue Entrada principal de la antigua discoteca, reconverti­da a ‘buffet’.
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Los actos vandálicos se acumulan por el complejo, con coches destrozado­s y cristales reventados.
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