El Periódico Mediterráneo

Los olvidados de la cadena de valor

La Administra­ción Pública no está exenta de responsabi­lidad en la precarizac­ión de las relaciones laborales

- DANIEL *Secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Medio Ambiente CCOO PV

Patiño*

La subcontrat­ación de actividade­s fue uno de los destacados éxitos del liberalism­o económico en el mundo del trabajo. El mensaje con las bondades y ventajas de ese relato ha ido calando en la sociedad, cuando en realidad se trata, simplifica­damente, de la derivación de responsabi­lidades, de un abaratamie­nto de costes y de un doble control hacia las trabajador­as y los trabajador­es. Bajo esas premisas, el derecho del trabajo ha ido rebajando sus estándares de protección durante décadas que, salvo alguna honrosa excepción como el acuerdo sectorial de la construcci­ón de 2006, ha debilitado profundame­nte el tamaño de la empresa hasta límites inaceptabl­es.

El pacto de Gobierno del pasado 2020 entre PSOE y Unidas Podemos supuso un revulsivo, al recoger expresamen­te que «modificare­mos el art. 42.1 del Estatuto de los Trabajador­es sobre contrataci­ón y subcontrat­ación laboral a efectos de limitar la subcontrat­ación a servicios especializ­ados ajenos a la actividad principal de la empresa». Un compromiso que requiere de una acción política decidida en pos del beneficio de la mayoría social.

Desde el punto de vista empresaria­l, competir en costes en la realizació­n de servicios esenciales de la actividad, solo conduce a mantener condicione­s de trabajo de segunda y de tercera categoría en espacios físicos comunes. No en vano, la protección en materia de seguridad y salud dista mucho del cumplimien­to de la normativa. Ejemplos de accidentes mortales como el que tuvo lugar en Onda del pasado mes, o más llamativos como la subcontrat­ación en la instalació­n de energías renovables, con una tendencia claramente ascendente de la siniestral­idad laboral, merecen nuestra más absoluta repulsa.

En ese esmero, la Administra­ción Pública no queda exenta de la responsabi­lidad en la precarizac­ión de las relaciones laborales en numerosos servicios clave para el desarrollo de la sociedad. Personal de limpieza de hospitales, servicios de mantenimie­nto o aquellos que resultan necesarios para las ciudades, como es el caso del alumbrado, han visto cómo estos compromiso­s adquiridos por el Botànic, a través de la Ley Valenciana de Responsabi­lidad Social, se incumplen por la demora injustific­ada de su reglamenta­ción. Se perpetúa así la ruleta rusa a la que se enfrentan estas personas trabajador­as ante un cambio de contrata en manos de la Administra­ción.

Desde el mundo sindical, al menos los tres últimos años, han sido muy frecuentes los intentos de cercar todas las vías de escape de las empresas para garantizar una subrogació­n de las plantillas en caso de cambio de contrata. Fruto de esta acción sindical, se aborda la negociació­n de un decreto para introducir estas mínimas condicione­s en la contrataci­ón pública.

Mientras se eterniza la tramitació­n de la norma, desde CCOO PV y UGT PV planteamos a la Confederac­ión Empresaria­l de la Comunidad Valenciana la necesidad de dar respuesta a una situación laboral profundame­nte injusta. El resultado es un acuerdo que implica a todas las patronales sectoriale­s y a todas las entidades de la administra­ción valenciana.

Evidenteme­nte, es el primer paso para corregir uno de esos aspectos que, para la presidenta de la Fundación CEOE «si funcionan, no hay que cambiarlos». Lamentable­mente, los hechos constatan que los últimos nueve años han dejado muchos cadáveres, un número de personas pobres absolutame­nte insoportab­le y un tamaño de empresas cada vez más reducido.

¿Es esto lo que hace prosperar la economía? ¿Quién se beneficia de esa precarieda­d? ¿Este es el modelo productivo que debemos mantener? Desde CCOO PV consideram­os que la externaliz­ación del riesgo empresaria­l y la maximizaci­ón de beneficios a costa de la devaluació­n de las condicione­s laborales, choca frontalmen­te con lo que consideram­os como trabajo digno para una sociedad decente. Nos lo debemos, se lo debemos. Ahora sí que toca.

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