El Periódico Mediterráneo

«A la izquierda, ni agua», reclama VOX a Ayuso para pactar en Madrid

El candidato de Ciudadanos también pone sus condicione­s «políticas naranjas» El ministro Ábalos coloca al PP en la línea del extremismo de la ultraderec­ha

- Mediterran­eo@elperiodic­o.com MADRID

Tanto Vox como Ciudadanos expresaron ayer sus condicione­s para apoyar a un hipotético gobierno del Partido Popular en Madrid. Vox exigirá una exclusión absoluta de la izquierda, y, mientras el PSOE le reitera su disposició­n a pactar «con ambas manos», Ciudadanos admite la posibilida­d del acuerdo con el PP a cambio de «políticas naranjas».

El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, aseguró que su partido solo tiene «una única condición» para apoyar a un ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso tras el 4 de mayo: «A la izquierda, ni agua». Lo afirmó el que también es portavoz de la formación ultra en el Ayuntamien­to de Madrid a la salida de la misa de Domingo de Ramos en la catedral de La Almudena, don

i aceptásemo­s que Pablo Iglesias entrase en el Gobierno tendríamos que hacer entonces dos Consejos de ministros a la semana. Uno oficial, presencial, con él sentado allí en una silla y otro oficioso, por chat, para la cuestiones que no pudiéramos permitirno­s que él boicotee». Este comentario fue repetido y compartido, hace ya muchos meses, por un par de dirigentes relevantes del PSOE ante un grupo de periodista­s en un encuentro informal. En aquel momento se trataba de argumentar los motivos por los que el PSOE prefería afrontar otras elecciones generales que aceptar un pacto con los morados que implicase, entre otras cosas, dar a Iglesias una vicepresid­encia. Condición indispensa­ble para Podemos, recuerden, que prefería la nada a sacrificar a su líder. ¿Sánchez codo a codo con Iglesias? El corral monclovita parecía pequeño para la convivenci­a de dos gallos de pelea llamados a picotear en el mismo terruño electoral.

Pero el órdago de ida y vuelta que se lanzaron se les terminó atragantan­do. Se repitieron elecciones en noviembre del 2019 y el resultado de ambos fue peor que el cosechado siete meses atrás. Los morados, de hecho, empezaron

Javier Ortega-Smith, Martínez Almeida y Begoña Villacís, ayer.

de coincidió y departió con el alcalde popular, José Luis MartínezAl­meida, y la vicealcald­esa Begoña Villacís, de Ciudadanos. Ortega Smith anunció que su partido no va a pedir cargos en un gobierno madrileño. Eso, dijo, «nunca se ha puesto en la mesa» ni, agregó, lo han pedido en otras comunidaun declive que se fue acrecentan­do en siguientes citas con las urnas. Aprendida la lección, al menos en apariencia, Sánchez e Iglesias fabricaron en tiempo récord el primer pacto de coalición en democracia. Y lo sellaron con un abrazo que tornó en histórico y les convirtió en compañeros de aventura, pero también de Consejo de ministros. ¿Llegaría a ser realidad la convivenci­a de dos Consejos,

des. «Quien quiera hablar con nosotros debe saber que nunca favorecere­mos un gobierno de extrema izquierda ni liberticid­a», resumió el número dos de Vox. Y recordó la línea en Andalucía y en la capital: «En nuestra primera entrada en el Parlamento andaluz no exigimos nada y lo dimos todo pauno oficial y otro por chat?

El caso es que ambos, de la mano, tuvieron que afrontar la salvaje pandemia del covid y la llegada del estado de alarma y derivadas a España. Al final de 2020 empezaron a tomar forma los presupuest­os, los que garantizab­an larga vida a un endeble Ejecutivo de izquierdas. Pero también las tensiones, los vaivenes y el ruido constante en la alianza gubernamen­tal. A ratos se hicieron insoportab­les las estridenci­as y entre acuerdos y discrepanc­ias, especialme­nte en leyes sociales... asomó la popular Isabel Díaz Ayuso y, hace unos días, adelantó elecciones en Madrid.

Para evitar, dice ella, una moción de censura. En esas estábara que la izquierda saliera del Gobierno. E hicimos lo mismo en el Ayuntamien­to de Madrid».

Casi al tiempo, en una carpa callejera de Ciudadanos, el candidato a la presidenci­a de Madrid Edmundo Bal admitió que apoyaría al PP a cambio de «políticas naranjas». Bal ve al candidato socialista, Ángel Gabilondo. «en un pack con Podemos y Más Podemos», y pidió «que no engañe», pues pactará con Pablo Iglesias «como hizo en el Gobierno de España», informa Europa Press.

En la misma mañana, en un acto del PSOE dedicado a políticas de vivienda, el ministro José Luis Ábalos advirtió de que «votar al PP es votar a Vox; están en el mismo monte». Además, señaló que «Madrid puede convertirs­e en la primera región de Europa gobernada por la ultraderec­ha», pese a que definió la comunidad como una tierra de acogida y no se merece «este tipo de populismo que declara enemigos de la patria como quien hace la lista de la compra: socialista­s, comunistas, inmigrante­s, mujeres, ecologista­s». En el evento, Ángel Gabilondo, candidato socialista a la Comunidad de Madrid, reiteró su disposició­n a acuerdos no solo con la izquierda, a «incorporar, con una mano y otra, a los que quieran participar en este proyecto de mayorías».

mos cuando Iglesias llegó a la conclusión de que sólo él (se sondeó a Alberto Garzón pero no se dejó), podía salvar a Podemos en la región que lo vio nacer. Y sólo él podía superar la barrera del 5 por ciento para tener representa­ción en la Asamblea madrileña y evitar, ojo aquí, que Pedro Sánchez aprovechas­e el tembleque morado para clavarles un adelanto de las generales. Fin del capítulo I.

Será este martes cuando Iglesias abandone el cargo que tanto le costó alcanzar. Y será antes de lo que él deseaba porque existe una ley electoral madrileña , que por lo visto él desconocía, que impide a los cargos del gobierno ser candidatos. Una vez que él salga de la Moncloa tomará el relevo como jefa de la delegación morada Yolanda Díaz, la titular de Trabajo. Una de las ministras más valoradas de todo el Ejecutivo, por cierto. Comparte principios e ideas con Iglesias, quien seguirá al frente del partido, pero son absolutame­nte diferentes en las formas. Ella, al menos hasta ahora, es de contenidos férreos y modos de expresión sedosos. Con Díaz comienza el capítulo II de la coalición. Se inicia con intriga y muchas incógnitas la temporada Pedro-Yolanda.

Pero la gallega, ungida también por Iglesias para ser la próxima candidata a generales por Unidas Podemos (primarias mediante, claro, pero asunto resuelto por si Sánchez decidiera adelantar) , tendrá contrapeso­s propios y ajenos. Suya será la vicepresid­encia tercera del Gobierno, con la socialista Carmen Calvo y la jefa de la economía Nadia Calviño por encima. En cuanto a los ministerio­s de Podemos, deberá coordinar a las casi invisibles áreas de Consumo y Universida­des y la continuame­nte polémica cartera de Igualdad, con choques diarios con la socialista Calvo. Súmesele otro ministerio social, que será para Ione Belarra. Ella, Belarra, es ala dura púrpura. Sus enfrentami­entos con Margarita Robles han sido sonados. Y se queda con el encargo de Iglesias de pelear sin piedad ante José Luis Ábalos la Ley de Vivienda.

Sánchez, en breve, deberá bendecir esta nueva estructura y, como mínimo, hacer más cambios en segundos niveles por incompatib­ilidad con listas electorale­s en Madrid. En sus manos está dar alguna sorpresa más de última hora . O no. Le toca lidiar con Díaz dentro, valorada por el electorado de izquierda, también el suyo, e Iglesias fuera. Capítulo II.

Pablo Iglesias está a punto de abandonar Moncloa y se juega el futuro en Madrid

La ‘jefa’ y el factor Belarra

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BALLESTERO­S / EFE
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