El ‘filibuster’, en el epicentro del debate político
ara vez una elección abierta a poco más de 5.800 votantes ha sido tan relevante en Estados Unidos. Esos son los empleados en la planta de Amazon en Bessemer (Alabama) que, después de siete semanas de una votación que acaba hoy, habrán decidido si afiliarse o no a un sindicato. Si lo hacen constituirán la primera organización sindical de trabajadores dentro del mastodonte del comercio electrónico en EEUU, que se resiste con uñas y dientes (y cuestionadas tácticas de presión) al empeño. La decisión se considera un punto de inflexión no solo para el futuro (y el presente) de las condiciones laborales sino también en términos socioeconómicos y políticos y ha servido para que Joe Biden se confirme como el presidente más contundente en décadas en su respaldo a la organización de los trabajadores.
El 28 de febrero, en un vídeo en Twitter, el demócrata hizo un alegato en defensa de la «importancia vital» de los sindicatos y de la negociación colectiva. «Ponen el poder en manos de los trabajadores. Te dan voz más fuerte, para tu salud, tu seguridad, salarios más altos, protecciones ante la discriminación racial y el acoso sexual», dijo. «Aúpan a los trabajadores, afiliados o no, pero especialmente a los trabajadores negros y de color». Aunque no citó a Amazon, Biden apuntó críticamente a la compañía al recordar que «no debe haber intimidación, coerción, amenazas o propaganda contra los sindicatos».
Esa forma de hablar tiene precedentes, pero lejanos, y líderes sindicales han destacado que hay que remontarse a Franklin Delano Roosevelt. «Incluso presidentes demócratas que nos gustaban casi no hablaban de los sindicatos», dijo a The New York Times Larry Silvers, de la AFL-CIO, la mayor federación de organizaciones sindicales en EEUU. «Biden es diferente», afirmó.
Biden, en marzo, mostró también su respaldo a una propuesta legislativa, la Ley de Protección del Derecho a Organizarse, que ha recibido ya luz verde en la Cámara Baja pero enfrenta imposibles perspectivas en el Senado, donde se pueden descartar los 10 votos republica
La propuesta de ley diseñada para proteger el derecho de organización de los trabajadores ha sido aprobada en la Cámara Baja pero dudosamente lo hará en el Senado, donde los demócratas tienen 50 de los 100 escaños. Era una de las numerosas normas llamadas a morir por el ‘filibuster’, la figura política que permite el bloqueo de una propuesta legislativa si no se alcanza una mayoría de 60 votos que es ahora epicentro del debate político en EEUU. Algunos demócratas, pero no todos, proponen reformar el sistema para salir adelante con una mayoría de 51 votos.
nos necesarios para la aprobación. Y hay también consenso en que, sin legislación como esa, incluso la contundencia de las palabras de Biden no evitará el declive de las afiliaciones. Estas se han reducido dramáticamente, especialmente en el sector privado, durante décadas de lo que Biden ha calificado de «asalto» por parte de estados republicanos y empresas.
En la votación de Alabama, adonde el pasado viernes acudía el senador progresista Bernie Sanders, cuya presión contribuyó a que la compañía elevara en el 2018 su salario mínimo a 15 dólares por hora, supone un juicio al sistema económico y laboral.