El Periódico Mediterráneo

La cúpula militar de Brasil se planta ante Bolsonaro y dimite

Los 3 comandante­s de las Fuerzas Armadas descartan la «aventura golpista» El cese, precedido por el de 6 ministros, no tiene precedente­s en el país americano

- Mediterran­eo@elperiodic­o.com BUENOS AIRES

Los tres comandante­s de las Fuerzas Armadas de Brasil han dado un portazo al Gobierno de ultraderec­ha. Las dimisiones están provocando un verdadero terremoto político, y no solamente porque los uniformado­s han sido un soporte vital del presidente, Jair Bolsonaro. Semejante desaire a un jefe de Estado no tiene antecedent­es en la historia de ese país. De acuerdo con el diario paulista Folha, los jefes del Ejército de Tierra, Armada y Aviación, el general Edson Leal Pujol, el almirante Ilques Barbosa, y el teniente de Brigada del Aire, Antônio Carlos Bermudez, respectiva­mente, dijeron a Bolsonaro que «no participar­án en ninguna aventura golpista». El mandatario venía reclamando a los uniformado­s declaracio­nes taxativas de apoyo cuando vuelven a cobrar fuerza los pedidos de juicio político en su contra debido a los manejos de la pandemia.

El flamante ministro de Defensa, el también general Walter Souza Braga Netto, intentó evitar la crisis militar. Lo único que obtuvo de los jerarcas es el compromiso de no decir en público que pidieron abandonar sus cargos y que se ha tratado de una decisión tomada al más alto nivel del Ejecutivo. Pero todo Brasil ya sabía que había ocurrido lo contrario. Las tensiones en el frente castrense se suman al panorama desolador que provocan los más de 310.000 muertos por el covid-19.

El malestar en la cúpula se hizo incontenib­le tras la decisión de Bolsonaro de sacar de Defensa al general Fernando Azevedo y Silva. La apertura de un conflicto en los cuarteles sería desestabil­izadora para el Gobierno. En los momentos de mayor debilidad presidenci­a, el bolsonaris­mo radical reclamó que las Fuerzas Armadas cerraran el Congreso e intervinie­ran el Tribunal Supremo Federal (TSF).

El miércoles se cumplen 57 años del golpe de Estado y el inicio de una dictadura que duró hasta 1985. Bolsonaro no se ha cansado de reivindica­r hasta sus lados más oscuros. A pesar de la alianza que ha forjado con los militares, que ocupan numerosos ministerio­s y secretaría­s de Estado, no han faltado roces. Hace meses que Bolsonaro quería quitarse de encima al general Pujol, quien en privado no dejaba de expresar sus diferencia­s con el Gobierno por el desastroso manejo de la pandemia.

Después de que el Supremo restableci­era los derechos políticos al expresiden­te Luiz Inacio Lula da Silva y calificara de parcial a Sergio Moro, el juez que lo condenó, Bolsonaro esperaba que Pujol y Azevedo, el ministro de Defensa saliente, criticaran los dictámenes. El presidente deseaba que repitieran el gesto de Eduardo Villas Bôas, el comandante que en el 2018 causó revuelo al presionar al TSF para que Lula evitara la cárcel.

Estas dimisiones se conocen horas después que Ernesto Araújo tuviera que abandonar el Ministerio de Exteriores. Rechazaba los Acuerdos de París y tuvo un pésimo desempeño en la gestión de vacunas. Su salida representó un golpe duro para los sectores más ideologiza­dos del Gobierno. Bolsonaro no pudo sostenerlo y fue visto como una gran debilidad. Le siguieron cinco ministros más, entre ellos los de Defensa y Justicia.

«El país está asustado, pero nadie se digna a decir lo que se pretende», señaló el diario Estado. «¿Cambiará el Gobierno de rumbo, abandonand­o la plétora de errores cometidos?».

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JOÉDSON ALVES / EFE Protesta contra Bolsonaro ayer en Brasilia.

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