Fallece el activista social y pacifista Arcadi Oliveres
Sin entrar en ningún partido político, influyó más que nadie en la izquierda catalana Reivindicó abolir el capitalismo desde la base de los derechos humanos y la paz
Fallecía ayer Arcadi Oliveres a los 75 años. Moría el activista, el pacifista, el incansable luchador por los derechos humanos desde los años del antifranquismo, el niño de 12 años que le robaba ya a su padre el periódico para leer la actualidad política, y que, sin entrar nunca en un partido político, influyó más que nadie en la izquierda catalana de los últimos años, desde un pensamiento con profundas convicciones éticas, de cristianismo de base que le valieron el respeto de casi todas las latitudes políticas e intelectuales.
Oliveres (Barcelona, 1945) usaba la ironía y con ella atrapó a generaciones de catalanes. Por ejemplo, decía que era coleccionista de oxímoron, como inteligencia militar o banca ética. Y no se arrugaba en sus charlas a la hora de denunciar con nombres y apellidos los entresijos del poder militar, político, empresarial y financiero. A los jóvenes del 15M les pidió que si creían en algo fueran hasta el final, con una caja de resistencia si era necesario pagar por ello. Y a todo el mundo que le pedía qué podía hacer para cambiar el mundo le contestaba, siempre con una sonrisa: muy sencillo, saca el dinero de los bancos, infórmate desde medios de comunicación alternativos al poder financiero, no consumas en establecimientos depredadores, vota en conciencia. Él lo hacía. Y fue de los primeros en hacer objeción fiscal a los gastos militares. Afrontó la muerte como la vida: en paz, con agradecimiento y dignidad. Si alguien quiere acceder a su ordenador, la palabra clave es: coherencia.