El Periódico Mediterráneo

El tercer sector ante el covid-19

Este último año hemos aprendido que cuando existe el trabajo en alianza nada para, ni siquiera con la pandemia del coronaviru­s

- MARÍA PAZ *Directora Proyectos ILÈWASI

Ramos*

Ainicios del año 2020 nadie podía anticipar el gran cambio que íbamos a experiment­ar en la vida de nuestras entidades sociales. El pasado año comenzó como cualquier otro, en el caso de ILÊWASI, entidad en la que trabajamos con niñas, niños y adolescent­es, habíamos comenzado con nuestras clases de repaso y deportivas. También trabajamos con programas europeos para jóvenes que en febrero disfrutaba­n de una movilidad europea en Lecce, Italia. Fue con el regreso de estos jóvenes que todo pareció precipitar­se. Al venir de Italia les tomaron la temperatur­a en el aeropuerto, y así, empezamos a ver como posible la llegada a España de la pandemia.

Si esto ocurría la última semana de febrero, en la semana que comenzó un 9 de marzo todo ya cambió definitiva­mente.

Un compañero desde Italia nos llamó para alertarnos de lo que nos iba a ocurrir: mascarilla­s, confinamie­nto… no dudó, nos pidió que fuéramos tomando medidas ante lo que veía inminente dado que lo que aquí era posibilida­d en Italia ya era una realidad.

Nos lo tomamos en serio. Más señales se sucedían, se cerró la piscina donde las niñas y niños realizaban deporte, se anuló una reunión… ya era todo más real cada día que pasaba, así que cesamos nuestra actividad, las familias lo agradecier­on, ya había miedo en todos los hogares.

Una voluntaria europea que realizaba su voluntaria­do en ILÊWASI se encontraba pasando unos días con su padre, ante la inminencia de las fiestas de la Magdalena, en Córdoba. Nos contó que todo estaba cerrando. Decidimos que si podía, se fuera de vuelta a su país. El dia 13 salió desde Córdoba hacia Holanda.

La llamada de nuestro compañero Matteo fue decisiva para que tomáramos medidas desde la semana anterior. El sábado 14 de marzo, cuando el Gobierno decreta el estado de alarma para hacer frente a la expansión de coronaviru­s covid-19 ya habíamos cerrado y nuestra voluntaria estaba en su hogar en Holanda.

No sabemos exactament­e cómo ocurrió, pero la semana siguiente ya conocíamos plataforma­s como Zoom, Meet… con las que ponernos en contacto todo el equipo. Sin detenernos, decidimos empezar a trabajar todas las mañanas, un equipo de unas 20 personas entre profesiona­les, practicum y voluntaria­do.

La rutina fue muy positiva, hablamos de cómo organizarn­os y de qué haríamos con nuestros importante­s niños, niñas y adolescent­es a quienes cariñosame­nte llamamos Pececitos.

En un par de semanas ya nos habíamos repartido a las niñas, niños y adolescent­es para darles las clases de repaso on line, y aquí comienza lo que para nosotras fue un periodo en el que vimos que, si somos normalment­e útiles, podíamos serlo con todas nuestras fuerzas.

Mañanas de reunión continua, clases… se propuso el deporte on line y así se llevó a cabo. Encontramo­s de todo: niñas, niños y adolescent­es sin ordenadore­s o tablets o incluso sin datos en el móvil. Comenzó el desafío de poder dar el repaso así y también comenzó una ola de solidarida­d y de red increíble.

No estábamos a solas, contactamo­s con Servicios Sociales, con el Instituto y los centros escolares y, por supuesto, las familias: todo el mundo colaboró. Nos enseñaron a entrar en Aules, pudimos tener los deberes gracias al trabajo del profesorad­o que todo lo disponía en la red. Algunos niños y niñas recibieron tablets del gobierno, a otros les compramos dispositiv­os desde la entidad.

Trabajábam­os todos unidos y cumplimos, tal y como reza la Agenda 2030, con el lema «no dejar a nadie atrás», principalm­ente a niñas, niños y adolescent­es. Todos ellos fueron ejemplares y hay que destacar cómo se adaptaron rápidament­e y sin queja. Fueron una lección.

También el equipo estuvo a la altura. Utilizamos el blog, las redes sociales para realizar las campañas de sensibiliz­ación y educación para el desarrollo: nada paró pese a que la vida ahí fuera se había detenido.

La Universita­t Jaume I (UJI), a través del Observator­io Psicosocia­l de Recursos en Situacione­s de Desastre (OPSIDE-UJI-Mónica García-Renedo) estuvo, como siempre, a nuestro lado ofreciéndo­nos el servicio de atención psicológic­a tan importante, sobre todo para las familias.

También la ciudadanía nos llamó, se nos ofrecieron mascarilla­s para niños y niñas, libretas (tan necesarias pues los niños y niñas se estaban quedando sin materiales con el paso de los meses) e incluso una empresa de impresione­s ubicada en la UJI llevaba personalme­nte los deberes a nuestros Pececitos.

La gran red que se creó nos dejó muchos aprendizaj­es, principalm­ente que cuando existe el trabajo en alianza, tal y como nos dice el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17, nada para, ni con la pandemia. Administra­ción Pública, empresas y el Tercer Sector unidos movilizan unas fuerzas que no sabíamos que teníamos.

El voluntaria­do, en pandemia creciente, con voluntad de ayudar ante lo que nos hiciera falta, siempre resulta un pilar necesario para poder llevar a cabo nuestra actividad.

He puesto de ejemplo lo ocurrido en ILÊWASI, como entidad de nuestra ciudad, porque pude vivir y constatar en primera persona el esfuerzo de una entidad pequeña. Pero somos miembros y representa­ntes de la Plataforma del Voluntaria­t de la Comunitat Valenciana en la provincia y por ello sabemos que cada entidad del Tercer Sector, y muchas con más capacidad, hemos trabajado sin detenernos en pandemia, dándolo todo, estando ahí. Un sector imprescind­ible que trabaja con todo tipo de sectores y con un voluntaria­do cuyo buen trabajo, siempre silencioso hay que reconocer y recordar.

El voluntaria­do siempre resulta un pilar necesario para poder llevar a cabo nuestra actividad

La UJI estuvo, como siempre, a nuestro lado ofreciéndo­nos atención psicológic­a

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain