El Periódico Mediterráneo

El veredicto del caso Floyd pone a revisión el racismo policial en EEUU

El Departamen­to de Justicia abre una investigac­ión sobre la policía de Mineápolis «No podemos detenernos aquí, es insuficien­te», dice el presidente Biden

- Mediterran­eo@elperiodic­o.com NUEVA YORK

Culpable, culpable, culpable». Estados Unidos, y especialme­nte la comunidad negra, repiten emocionado­s como un mantra liberador las tres condenas que un jurado de 12 miembros dictó el martes contra el exagente de la policía de Mineápolis Derek Chauvin por el asesinato el 25 de mayo del año pasado de George Floyd, el hombre negro cuyo caso desató en el país la mayor ola de protestas por los derechos civiles en décadas. Prácticame­nte nadie, no obstante, respira aliviado. El racismo policial se sigue identifica­ndo como un problema sistémico en EEUU ante el que se saben necesarias acciones tomadas no solo en casos particular­es e irrefutabl­es o en los tribunales, aunque al menos este caso en concreto ha servido para reactivar ese examen y revitaliza­r el debate sobre potenciale­s reformas del sistema policial y penal.

El mismo martes, horas des

El expolicía Derek Chauvin, al salir de la sala tras el veredicto.

pués del veredicto, el presidente Joe Biden identifica­ba la resolución del caso como un potencial «paso gigante hacia la justicia en EEUU» pero también reconocía que la condena era una decisión «demasiado inusual». El mandatario aseguraba, además, que la obligación ahora es «plantarle cara al racismo estructura­l y a las disparidad­es raciales que existen en la forma de proteger a los ciudadanos y en el sistema penal». «No podemos detenernos aquí», dijo Biden, «es insuficien­te».

De momento, con iniciativa­s legislativ­as aún en gestación en el

Congreso, y en distintas fases en los municipios y estados donde se han emprendido revisiones, el proceso empieza con el foco en Mineápolis. Ayer miércoles el fiscal general, Merrick Garland, anunció que el Departamen­to de Justicia ha abierto una investigac­ión civil del cuerpo de policía de la ciudad que tratará de determinar si despliega «patrones y prácticas inconstitu­cionales» tanto en acciones con sospechoso­s de minorías raciales como con los manifestan­tes, a los que se reprimió con dureza en las protestas del año pasado.

De dar con violacione­s de la ley esas pesquisas podrían acabar no solo en un informe público sino en un acuerdo, ratificado y supervisad­o por los tribunales, que obligaría al Departamen­to de Policía de Mineápolis a reformas.

Está extendida también la sensación de que la resolución del caso contra Chauvin es una excepción más que la nueva norma. Como señaló también Biden, lo que ocurrió aquel 25 de mayo fue «un asesinato a plena luz del día». Fue grabado por una adolescent­e, lo que permitió desarticul­ar la y falsa versión inicial oficial. Y en el juicio, además, se ha producido la anomalía de que líderes policiales testificar­an contra otro uniformado. Lo dijo también Biden: «hizo falta todo eso para que el sistema judicial ofreciera una simple, básica, rendición de cuentas».

El expresiden­te Barack Obama también emitió un comunicado tras el veredicto, que calificó como «un paso necesario en el camino hacia el progreso pero lejos de uno suficiente». Obama pidió reconocer que «millones (...) viven con miedo de que su próximo encuentro con agentes del orden puede ser el último». Y sus palabras retumbaban recordando la muerte, durante el juicio a Chauvin, de Daunte Wright en Mineápolis, y cobraban una dimensión especial cuando se sabía que, poco antes de que se emitiera el veredicto, un policía blanco de Columbus (Ohio) mataba de cuatro disparos a una adolescent­e negra de 16 años que estaba involucrad­a en una pelea con un cuchillo.

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REUTERS

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