¿Por qué Florentino se quedó solo?
Suya fue la idea, suya fue su puesta en escena, de madrugada, sin plan alguno de comunicación, y suya es también la derrota. Furtivamente apareció; furtivamente desapareció. Una entrevista en El
Chiringuito, sobre las 12 de la noche, fue la presentación mundial de un proyecto que iba a cambiar el fútbol. Desafió Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la Superliga, las viejas jerarquías y fue derrotado. Su idea apenas ha durado 48 caóticas horas, abandonado por los clubs ingleses. Creía el dirigente blanco que tenía la fuerza de los grandes clubs europeos para tumbar a la UEFA, pero su proyecto nacía herido. Ni Bayern de Múnich, actual campeón de Europa, ni Paris SG, subcampeón, se unían a esa idea.
En esa lucha diplomática y estratégica, Florentino no midió bien la fuerza del fútbol inglés, que era un actor fundamental. Tampoco valoró el poder de la UEFA, arropada por el fútbol alemán y francés, que se habían convertidos en los disidentes de su plan. Quería él más dinero para «salvar el fútbol», mientras Rummenigge, el vicepresidente del Bayern, defendía la otra vía: «Ajustar los costes para tener un fútbol más racional». Creía Florentino que tenía Europa controlada como hace desde hace años con el Madrid.
Creía Florentino que su poder, intocable en el Bernabéu, sería el mismo en Europa. Negoció con los propietarios americanos de United, Liverpool y Arsenal, que veían el negocio de la NBA trasladado al fútbol, pero ignoraban la fuerza social de sus aficionados. Ese proyecto llevaba la firma de Florentino. Es la firma del fracaso.