Tensión en Benicarló por un bloque okupado
Desde los pisos lanzan una plancha de mármol y otros objetos a la calle, sin causar ningún herido Las fuerzas de seguridad median en el conflicto y consiguen llegar a un acuerdo con los okupas
Impresionante despliegue de Guardia Civil y Policía Local y máxima expectación ayer en Benicarló, tras el intento de intervención, por parte de una empresa de desokupación, en un edificio situado en el número 44 de la calle Hernán Cortes. Los momentos más tensos se vivieron cuando desde la finca lanzaron una encimera de mármol a la vía pública. Aunque este hecho podría haber acabado en tragedia, por suerte, no hubo ningún herido.
Según los testigos, los miembros de la mercantil accedieron por la mañana al inmueble con el objetivo de lograr el desalojo y se produjo un duro enfrentamiento con varios moradores. Este incidente generó un grave altercado e hizo necesaria la intervención de los cuerpos policiales, que acordonaron la zona. Hasta el lugar se desplazaron varias patrullas municipales, guardias civiles del cuartel de Benicarló y un buen número de integrantes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la comandancia de Castellón, fuertemente armados.
El edificio tomado de forma ilegal es un inmueble de cuatro alturas, con tres viviendas por piso. En el fragor de la batalla campal entre
Agentes de la UCESIC cortaron al paso la calle Hernán Cortés.
Barren la encimera lanzada y rota.
okupas y personal de la empresa de desokupación, desde algunos de los pisos lanzaron a la calle varios objetos contundentes. Entre ellos, tiraron una placa de mármol que, al parecer, era una enci
mera de cocina. Impactó contra el suelo, haciéndose añicos, y sin que nadie resultara herido.
El suceso congregó a un gran número de curiosos en las inmediaciones del edificio, que fueron testigos de cómo uno de los okupas saltaba de balcón en balcón. Dada la elevada afluencia de personas, fue necesario levantar un cordón de seguridad.
Gracias a la mediación de los cuerpos policiales y, tras una larga y acalorada negociación, finalmente se llegó a un acuerdo con los representantes del propietario de la finca. Así, en principio, y de conformidad con el dueño del bloque afectado, se formalizarán contratos de alquiler social con algunos de los okupas --si bien el acuerdo está supeditado a la salida del inmueble de los vecinos más conflictivos--.
En el edificio, totalmente okupado, conviven familias con hijos menores y gente de distintas nacionalidades, como, entre otras, españoles, magrebís y rumanos.
Según apuntan algunos vecinos del inmueble y del mismo barrio, son un grupo de magrebís los que ocasionan más problemas vecinales, «ponen música a todo volumen hasta altas horas y, a menudo, el olor a marihuana se nota desde la calle», señalan. También aseguran las mismas fuentes que, a veces, protagonizan enfrentamientos con el resto de vecinos, aunque nunca habían llegado a la intensidad y dureza de los acontecidos ayer con la empresa.
Fuentes oficiales indican que el tema está judicializado y seguirá los cauces pertinentes. Ayer se procedió a la identificación de los ocupantes del inmueble y no se practicó detención alguna.
Según los okupas, fueron víctimas de un engaño porque, en su día, aseguran que pagaron por el alquiler de las viviendas.