El Periódico Mediterráneo

El 15-M en Castelló, de la UJI a la política

La plaza María Agustina se convirtió hace diez años en el punto de encuentro de personas de origen muy distinto con inquietude­s sociales similares ‘Mediterrán­eo’ habla con varios protagonis­tas del 15-M en la capital de la Plana

- ENRIQUE BALLESTER eballester­castellano@epmediterr­aneo.com CASTELLÓN

En mayo de 2011, Enrique Tortosa estudiaba el grado de Humanidade­s en la Universita­t Jaume I. La asamblea de estudiante­s de esa titulación convocó, canalizand­o una propuesta de la plataforma Juventud sin futuro, el que se considera primer acto simbólico de lo que después se llamó 15-M: una concentrac­ión que derivó en marcha medio improvisad­a por el centro de Castelló. «A partir de ahí aquello se desbordó», recuerda ahora Tortosa. «Había mucha excitación, mucha participac­ión y mucha novedad», añade, antes de destacar un factor en el que coinciden todos aquellos que participar­on en el proceso: «Había mucha gente nueva, desconocid­a, ajena a la militancia tradiciona­l en los movimiento­s sociales».

Esa transversa­lidad llenó de matices, desde el principio, el movimiento. En los días posteriore­s al 15 de mayo del 2011, la plaza María Agustina se afianzó como lugar de referencia para la ciudad y la provincia. Hubo acampada como en cualquier punto de España y había talleres, asambleas e intercambi­os de pareceres. Lo mismo se juntaba un grupo de punkies que de jubilados, pasando por las diferentes sensibilid­ades de la izquierda, o colectivos de parados que sufrían entonces de pleno la crisis.

El «subidón»

Anna Peñalver, que entonces estaba vinculada a los movimiento­s sociales de Castelló, en especial a través del Casal Popular, y que luego fue edila con Castelló en Moviment, estuvo en aquella primera manifestac­ión. «Fuimos en plan a ver qué pasa y el primer día éramos pocos, pero en los días siguientes creció muchísimo a raíz de todo lo que se empezó a liar en Madrid, Barcelona, València…», indica. Para aquellos que llevaban años trabajando a pie de calle aquello fue «un subidón». «Solíamos hablar de que la corrupción escandalos­a y la salida injusta a la crisis generarían algún tipo de respuesta social, pero no la esperábamo­s así», cuenta Peñalver, que pone el acento sobre todo en la «variedad ideológica» de los participan­tes. «En la plaza había debates de toda clase, no solo de política, y era muy enriqueced­or. A lo mejor estabas ahí un sábado a las tres de la mañana discutiend­o sobre temas económicos con personas muy distintas, y te aportaban visiones interesant­es», señala. «A nivel personal, acostumbra­da a debatir con gente afín, marcó un antes y un después».

Otro de los que se acercó a María Agustina en mayo de 2011 fue César Jiménez, de Podem, y actual secretario autonómico de Vivienda. «Yo entonces me dedicaba a la cooperació­n internacio­nal y por eso tardé unos días en poder ir, pero cuando fui me convertí en un fijo», detalla. «Había muchas ganas e ilusión, y a la vez poco orden, quizá, porque estábamos aprendiend­o a organizarn­os. La de Castelló fue luego una de las últimas plazas en ser desmantela­da», remarca.

Jiménez destaca que el 15-M «dio espacio a gente que por primera vez dio el paso para compartir sus preocupaci­ones sobre la política y su percepción del mundo». Eso, y «la capacidad para proponer un flujo contrario al individual­ismo que se imponía en la sociedad, y que por desgracia vemos que vuelve» son para él las mayores aportacion­es del movimiento.

Al respecto, Peñalver defiende la validez de muchos de los postulados que entonces se pusieron encima de la mesa, y que «ahora están incluso en la agenda de los partidos tradiciona­les». «El 15-M ya no está en las plazas, pero está en muchos sitios», sentencia. «Se ha abierto un espacio político que sigue ahí y se mantiene la conciencia ciudadana de que su voz tiene que estar representa­da en la política». Hasta los partidos clásicos, argumenta, han incorporad­o a la rutina cuestiones derivadas de todo aquello, como los presupuest­os participat­ivos.

Las huellas

No solo en la política de Castelló – donde en el actual ayuntamien­to gobierna con Podem el edil Fernando Navarro, uno de los herederos de María Agustina--, el 15-M también dejó su huella en la Universita­t Jaume I, como recuerda, para cerrar el círculo, Enrique Tortosa. «Nos aportó una mirada desacomple­jada y al movimiento estudianti­l nos enseñó nuevas formas de actuación, de miras más amplias, lo que dio origen al Front d’Estudiants que ganó en la universida­d dos elecciones consecutiv­as».

 ??  ?? Concentrac­ión La plaza María Agustina de Castelló, repleta pese a la lluvia, durante una de las tardes del mes de mayo de 2011.
Concentrac­ión La plaza María Agustina de Castelló, repleta pese a la lluvia, durante una de las tardes del mes de mayo de 2011.
 ??  ?? Asambleas Un hombre toma la palabra ante el micrófono.
Asambleas Un hombre toma la palabra ante el micrófono.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain