Israel trata de silenciar Palestina con el ataque a AP y Al Jazeera
El Ejército israelí bombardea el edificio que acogía las sedes de los dos medios de comunicación El atentado alarma a la comunidad periodística que teme no poder explicar lo que pasa en Gaza
Danos solo 10 minutos, de verdad», el propietario de la torre Yala le imploraba a un oficial israelí por teléfono. «No van a coger armas, solo sus cámaras, por favor», rogaba Abu Husam. Pero al otro lado de la línea, solo había un rotundo no. Minutos después, el edificio que albergaba las sedes de la cadena de TV Al Jazeera y la agencia de noticias Associated Press en la Franja de Gaza solo era un montón de escombros. «El trabajo de nuestra vida se ha ido; nuestros recuerdos, nuestras vidas que se acaban de desperdiciar», denunciaba Abu Husam con dignidad.
El último ataque ayer de Israel no mató a nadie. Pero sí que hirió de gravedad a toda una sociedad, la gazatí, que languidece bajo las bombas. «El mundo sabrá menos sobre lo que está sucediendo en Gaza debido a lo que ha pasado hoy [por ayer]», a juicio de Gary Pruitt, presidente y director ejecutivo de AP. La consternación entre los trabajadores de medios de comunicación internacionales en Gaza se extendió a la comunidad periodística en todo el globo.
11 PISOS DESALOJADOS «Al Jazeera no será silenciada», reconoció la presentadora Halla Mohieddeen en directo. Su voz desbordada por la emoción lo aseguró: «Te lo podemos garantizar ahora mismo». Una hora antes, miembros del Ejército llamaron a Abu Husam para anunciarle su intención de demoler el edificio. Los 11 pisos fueron desalojados. En directo por televisión, las súplicas del propietario para que cuatro periodistas recogieran su equipo de trabajo fueron rechazadas.
La violencia que se ceba con la población gazatí trata de arañar la verdad. Israel lleva seis días bombardeando la Franja de Gaza sin dejar entrar a periodistas para informar desde el terreno. Gracias al trabajo de los profesionales locales, el mundo conoce las masacres que están azotando el enclave. Además, el bombardeo contra la torre Yala puede tener graves consecuencias en la comunicación, ya que allí se encontraba la principal distribuidora de internet de la Franja.
Envuelto en una manta, Omar Al-Hadidi berreaba entre el caos del hospital Al Shifa. Este bebé de apenas cinco meses es el único superviviente de otra masacre que Israel cometió desde el cielo. Diez personas de la misma familia, dos mujeres y ocho niños, murieron en su casa en el campo de refugiados de Shati por un ataque aéreo el viernes. A Omar lo encontraron bajo el cuerpo sin vida de su madre Maha. Con ese gesto, Maha evitó que su pequeño fuera como ella, otro número más en la cifra de 145 muertos en el enclave.
UNA NAKBA INFINITA A su vez, los continuos ataques están destrozando unas infraestructuras ya de por sí diezmadas por el bloqueo israelí-egipcio desde hace 15 años. La única central eléctrica del enclave corre el riesgo de quedarse sin combustible en los próximos días. Desde Gaza, Refaat Alareer intenta comunicarse con esta corresponsal por teléfono pero el sonido de los bombardeos es tan elevado que le resulta imposible. Junto a su mujer y sus seis hijas, el autor del libro de cuentos Gazaresponde lleva días denunciando los ataques israelís por redes sociales.
En medio de la escalada de violencia más letal de los últimos siete años, los palestinos lamentan la Nakba. Hace 73 años, más de 700.000 palestinos huyeron o fueron expulsados de sus hogares durante la guerra que culminó con la creación del Estado de Israel. El 15 de mayo de 1948, las tropas del futuro Estado hebreo echaron a la mitad de la población árabe de Palestina. Hoy, tras más de siete décadas, se suceden las historias de expulsión, violencia y saqueo. La resistencia es tal que afloran los temores de una tercera Intifada cuando las conversaciones de paz llevan suspendidas desde 2014.
Los ataques a medios de comunicación y periodistas en Israel activan todas las alarmas. «Este último contra un edificio conocido por Israel por albergar medios internacionales hace surgir el fantasma de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están apuntando deliberadamente a los medios para interrumpir la cobertura del sufrimiento humano en Gaza», según Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas. En su obsesivo discurso, el Ejército israelí aseguró que Hamás usaba las oficinas de los medios como «escudos humanos» pero no proporcionó pruebas.
Además, multitud de medios y periodistas israelís denunciaron la instrumentalización de la prensa
En Haifa y Jaffa, los clérigos instan a quitar símbolos islámicos para evitar asaltos de judíos radicales
por parte de Israel la madrugada del viernes. Una declaración vagamente redactada por el Ejército daba a entender que las FDI habían hecho una incursión por tierra en la Franja. Algunos medios publicaron esa información pero la realidad es que no había tropas dentro de Gaza, pero miembros de Hamás corrieron a posiciones defensivas en algunos de sus túneles subterráneos. Israel aprovechó para bombardearlos.
Durante la jornada de ayer, la violencia israelí no se limitó a Gaza. En la Cisjordania ocupada, multitud de palestinos protestaban por la ocupación y el bombardeo en Gaza, y por lo menos 13 manifestantes murieron en manosdel Ejército. A su vez, la tensión aumenta en las ciudades mixtas de Israel. El lanzamiento de bombas incendiarias contra los hogares árabes en el barrio de Ajami de Tel Aviv avivó el conflicto. Dos niños de sufrieron quemaduras graves. Tanto en Haifa como en Jaffa, los clérigos musulmanes han instado a los residentes a eliminar los símbolos islámicos que identifican sus casas para evitar los ataques de los radicales judíos.