Castalia o el experimento de cómo es el nuevo fútbol
Más de 2.500 socios ven en vivo y en directo, aunque con las restricciones, al Castellón
Castalia experimentó cómo es el nuevo fútbol. O, mejor dicho, cómo se vive de nuevo en directo, en el estadio. Los 2.640 socios que tuvieron la suerte de volver a ir, pasaron por una serie de estados anímicos pero, sobre todo, tuvieron que adaptarse a un riguroso protocolo que, por ahora, será de obligado cumplimiento en aquellos estadios autorizados para volver a albergar gente en Primera y Segunda A.
El Castellón-Ponferradina fue el primer partido del fútbol profesional con público desde marzo del 2020. Después de que el Gobierno autorizara el miércoles por la noche el regreso parcial y paulatino de los aficionados a las gradas de los estadios, los 2.640 abonados autorizados por LaLiga a acudir a Castalia en más de 14 meses tuvieron una mezcla de sensaciones, culminadas por la derrota que deja a los albinegros en una situación muy apurada para no bajar.
Castellón y orelluts, sometidos al escrutinio del fútbol español, devolvieron parte de la normalidad a este ámbito tan importante de nuestras vidas. La premura del tiempo y las restricciones de LaLiga no impidieron la excelente respuesta, con la idea de que dentro de ocho días, frente al Rayo Vallecano, haya más gente y las cosas funcionen mucho mejor.
Los abonados agraciados, muchos de los cuales recibieron el email que les confirmaba su asistencia en la misma mañana, debieron cumplir con el exigente protocolo: prohibido comer y beber, estar todo el rato sentado en la localidad (incluso los más madrugadores, que empezaron a entrar 80 minutos antes del inicio del encuentro), nada de abrazarse o chocarse las manos, desalojo escalonado... Habrá que comenzar a vivir el fútbol de esta forma, a la espera de que la cotidianidad se instale por completo en nuestras vidas tras superar la situación pandémica del covid-19.
El resultado fue el peor de todos, pero queda el consuelo de haber dado otro paso más para recuperar el control de nuestras vidas en todo su esplendor.