Salvar la agricultura
La prohibición de las quemas agrícolas es la última vuelta de tuerca de la persecución al agricultor
Si el Gobierno de Pedro Sánchez se propusiera de manera premeditada acabar con el sector agrícola a base de aprobar medidas en su contra, no superaría lo que está haciendo en nuestra tierra. La última vuelta de tuerca de esta persecución al agricultor es la prohibición de las quemas agrícolas. Algo que nunca se tenía que haber aprobado y que ahora el Consell de Puig, ante el clamor de los agricultores, intenta enmendar deprisa y corriendo, aprobando un parche provisional. La «autorización excepcional» decretada a última hora para intentar contrarrestar las iniciativas del PPCV, no es más que una solución parcial e insuficiente.
Resulta dramático que quienes están sometidos por plagas, como el cotonet o la pinyolà, quienes sufren una competitividad lesiva alentada por políticas que les abandonan; quienes piden ayudas que nunca reciben; quienes padecen la sequía pese a contar nuestro país con excedentes hídricos; quienes aguantan cargas fiscales insoportables y sufren una crisis eterna con unos precios en origen cada vez más bajos, ahora reciban este nuevo varapalo que puede resultar siendo la puntilla definitiva al campo, otro ataque frontal a los agricultores y ganaderos en connivencia con la Conselleria de Agricultura.
Desde el PPCV queremos frenar este nuevo atropello presentando una batería de iniciativas en el Congreso, Senado y Corts Valencianes en las que solicitamos la derogación definitiva de esta norma. Hay que frenarla porque la situación es inaguantable y su aprobación es una estocada más para los que viven de trabajar la tierra, a quienes la izquierda persigue como «sospechosos habituales», cuando el agricultor es el primer defensor del medioambiente. Exigimos al gobierno de Puig que, pese a estar en una decadente situación de retirada y en un sálvese quien pueda, se plante ante el gobierno de Sánchez para derogar esta norma ante la que, sorprendentemente, ni protestaron ni alegaron en ningún momento.
En ninguna cabeza cabe que los restos de poda en las zonas de cultivo y silvícolas ten
Desde el PPCV queremos frenar este nuevo atropello a la ciudadanía presentando una batería de iniciativas
gan que ser tratados como residuos. Prohibir su quema genera unos sobrecostes económicos inasumibles, y más en estos momentos de asfixia económica por la crisis de rentabilidad del sector. Es la puntilla al campo. Solo alguien encerrado en un despacho, alejado de la realidad, que no entiende de qué habla, puede establecer este tipo de normas y leyes imposibles de acatar y que, de ejecutarse, resultarían muy dañinas no solo para el campo sino también para nuestro medioambiente, tanto por el peligro de plagas como por el riesgo de incendios que acarrea. Estamos ante un ejemplo más del famoso ecologismo de salón de la izquierda que fracasa allí donde se aplica, como la muerte de los burros en el Desert de les Palmes. No es casualidad que, con Compromís al frente de las políticas de agricultura, la Comunitat Valenciana tenga el triste récord de liderar el abandono de tierras y cultivos a nivel nacional.
Lo mismo sucede con el sector pesquero o con el del azulejo, entre otros. Sectores clave en la economía de la provincia y la Comunitat, que están haciendo un gran esfuerzo para seguir siendo competitivos pese a un gobierno incapaz de Sánchez y Puig. Las administraciones tienen la obligación de ayudar, de poner en marcha medidas efectivas en lugar de ahogar a nuestros sectores y a las familias. Es necesario habilitar soluciones inmediatas. Pero ya, hoy, porque igual mañana es demasiado tarde.