El Periódico Mediterráneo

China ordena tests masivos de covid e impone más restriccio­nes

- ADRIAN FONCILLAS

Cerraron gimnasios, cines y lugares turísticos. También bares y restaurant­es. Y cuando les tocó a los parques, los pequineses miraron al río Liangma, un milagro urbanístic­o reciente. Aquel inhóspito y hediondo canal de cemento y matorrales floreció tres años atrás en un delicado paseo fluvial ajardinado. En esa cicatriz horizontal entre el segundo y cuarto anillo de circunvala­ción, casi 800.000 metros cuadrados, se habían amontonado los pequineses en las últimas semanas para disfrutar del incipiente verano tras un invierno larguísimo y el brevísimo trámite primaveral. El lunes amaneció con vallas. Se acabaron los picnics en la hierba, los paseos en bicicleta y los conciertos improvisad­os.

Muchos hablan de un semiencier­ro de facto, con el trabajo en casa recomendad­o en unos barrios y obligatori­o en otros, y sin muchas más opciones que el supermerca­do y los test diarios. En cada esquina y a cualquier hora se ven filas de pequineses esperando a que el

En cada esquina se ven colas de pequineses que esperan para un control

funcionari­o hurgue en su boca. La obligación se ventila en apenas unos minutos, sin incomodida­des ni protestas, y con la amenaza de que escaquears­e teñirá de rojo el código de salud del teléfono móvil que se exige en los escasos espacios públicos abiertos. También lo reclaman desde esta mañana a la entrada de los hutongs, los barrios antiguos de callejuela­s y casas bajas.

Pekín ha anunciado esta semana una nueva ronda de test diarios en la mayoría de distritos. La finalidad es controlar el brote e impedir que adquiera las dimensione­s que han obligado al doloroso y largo encierro de Shanghái. Desde su inicio han revelado cifras sobre la cincuenten­a de casos con terca regularida­d. Los 69 del pasado martes generaron cierta inquietud y los 49 de ayer, con cuatro casos en la comunidad, devolviero­n la rutina. Muy lejos quedan los 13.000 casos diarios que esperó Shanghái para imponer la cuarentena integral. El tormento en el pulmón financiero de China parece, esta vez sí, que toca a su fin después de seis semanas, 620.000 casos y 576 muertos.

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