China ordena tests masivos de covid e impone más restricciones
Cerraron gimnasios, cines y lugares turísticos. También bares y restaurantes. Y cuando les tocó a los parques, los pequineses miraron al río Liangma, un milagro urbanístico reciente. Aquel inhóspito y hediondo canal de cemento y matorrales floreció tres años atrás en un delicado paseo fluvial ajardinado. En esa cicatriz horizontal entre el segundo y cuarto anillo de circunvalación, casi 800.000 metros cuadrados, se habían amontonado los pequineses en las últimas semanas para disfrutar del incipiente verano tras un invierno larguísimo y el brevísimo trámite primaveral. El lunes amaneció con vallas. Se acabaron los picnics en la hierba, los paseos en bicicleta y los conciertos improvisados.
Muchos hablan de un semiencierro de facto, con el trabajo en casa recomendado en unos barrios y obligatorio en otros, y sin muchas más opciones que el supermercado y los test diarios. En cada esquina y a cualquier hora se ven filas de pequineses esperando a que el
En cada esquina se ven colas de pequineses que esperan para un control
funcionario hurgue en su boca. La obligación se ventila en apenas unos minutos, sin incomodidades ni protestas, y con la amenaza de que escaquearse teñirá de rojo el código de salud del teléfono móvil que se exige en los escasos espacios públicos abiertos. También lo reclaman desde esta mañana a la entrada de los hutongs, los barrios antiguos de callejuelas y casas bajas.
Pekín ha anunciado esta semana una nueva ronda de test diarios en la mayoría de distritos. La finalidad es controlar el brote e impedir que adquiera las dimensiones que han obligado al doloroso y largo encierro de Shanghái. Desde su inicio han revelado cifras sobre la cincuentena de casos con terca regularidad. Los 69 del pasado martes generaron cierta inquietud y los 49 de ayer, con cuatro casos en la comunidad, devolvieron la rutina. Muy lejos quedan los 13.000 casos diarios que esperó Shanghái para imponer la cuarentena integral. El tormento en el pulmón financiero de China parece, esta vez sí, que toca a su fin después de seis semanas, 620.000 casos y 576 muertos.