Con las orejas tiesas Las listas de espera
Es cierto que nos hemos acostumbrado, inmunizado e idiotizado hasta tal punto con las listas de espera, que las hemos normalizado. Acostumbrado, como periodista que soy, a pegar la oreja en conversaciones ajenas en cuanto huelo interés en la conversación, hice de voyeur auditivo en una discusión amistosa entre tres personas en un bar cerca de la Ciudad de la Justicia.
Teniendo en cuenta que se veía a la legua que eran abogados a la hora del almuerzo, en cuanto les escuché soltar varios reproches por las listas de espera, me imaginé de inmediato que sería por retrasos en las vistas judiciales o algo por estilo.
¡Pero no! ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando andaban debatiendo sobre la noticia publicada por el periódico Mediterráneo de que hay 44.000 castellonenses esperando más de tres meses para ser vistos por un especialista en la Sanidad provincial! UNO DE ELLOS andaba quejicoso porque su mujer llevaba meses con problemas de algo y que aún no tenía fecha para un TAC que había solicitado su médico. Entonces otro de ellos, que debía ser abogado laboralista o algo así, se quejaba que estaba hasta los mismísimos porque la Seguridad Social estaba haciendo aguas porque cada vez hay más retrasos, no solo en Castellón, sino en toda la Comunitat Valenciana.
En esas andaban cuando el tercero les espetó un ¿tal y como van las cosas, os sorprende esto? A lo que toda la mesa contestó de inmediato con un ¡NO! automático.
¡PUES ESO! QUE
mientras se van acumulando continuamente retrasos y más retrasos y aumentan las listas de espera mientras esperamos que la burocracia dé salida a nuestras diferentes necesidades vinculadas a la Administración Pública, nos hemos acostumbrado a verlo como algo de lo más normal en nuestro día a día.
Así que, una vez acabado mi cortado, me levanté, lo pagué en la barra y me largué tan indignado como ellos… e igual de habituado a hacer cola en las listas de espera.