Año Jubilar diocesano
Este domingo clausuramos el Año Jubilar diocesano con motivo de los 775 años de la creación de la Sede episcopal en Segorbe. Lo haremos con una Santa Misa en la Catedral diocesana en Segorbe, presidida por el Nuncio de su Santidad en España, como muestra de la comunión de nuestra Diócesis con el Papa y la Iglesia.
Nuestra Iglesia diocesana ha vivido intensamente este Jubileo con exposiciones, conferencias, conciertos, catequesis, acciones caritativas y peregrinaciones. De todos estos actos quiero resaltar las peregrinaciones a la Catedral, donde está la cátedra del Obispo, sucesor de los Apóstoles.
Han peregrinado las parroquias por arciprestazgos, catequistas y profesores de religión, niños y adolescentes de los colegios diocesanos, jóvenes y universitarios, voluntarios de Cáritas o de Manos Unidas y Cofradías, entre otros. Antes de peregrinar a la Catedral, en la capilla del Seminario, el Señor Jesús nos reunía en torno a Si presente en la Eucaristía y nos ofrecía el perdón de nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia.
La celebración culminaba con la celebración de la Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia. La Palabra de Dios nos exhortaba a ser piedras vivas de su templo, la Iglesia, caminando hacia la santidad; el mismo Señor Resucitado nos enviaba a todos a la misión de anunciar el Evangelio y hacer discípulos suyos a todos los pueblos. Él nos prometía su presencia todos los días hasta el final de los tiempos.
Es la hora de la acción de gracias a Dios por nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos a lo largo de este Jubileo. Ha sido un tiempo en el que hemos podido experimentar la misericordia infinita de Dios: su presencia, su amor, su cercanía, su consuelo, su perdón y su aliento. Ha sido un tiempo de gracia para la conversión personal y comunitaria y para la renovación pastoral y misionera de nuestra Iglesia y sus comunidades. Demos gracias a Dios porque es eterna su misericordia.