El Periódico Mediterráneo

‘Baixà amb paelló pel Raval’ valientes participan­tes

La primera edición de la más de mil espectador­es y una treintena de congrega a

- RAFAEL FABIÁN comarcas@epmediterr­aneo.com

Las imágenes recordaron a los encierros de San Fermín, con cientos de personas congregada­s en una calle abarrotada con ambiente de festivo y expectació­n. Una de las diferencia­s más reseñables fue que no se trataba de Pamplona, sino de Borriol, y otra notable disparidad, que en vez de soltar toros, lo que obligó a desplazars­e a los presentes era una persona que conducía un paellón. Sí, han leído bien, el último uso conocido para la paella es la de vehículo.

El organizado­r de la curiosa prueba, Sergio Sánchez, relata cómo se le ocurrió semejante competició­n. «Fue el año pasado. La calle empieza en casa de mis padres y después de comernos una paella con los amigos decidimos tirarnos con la paella cuesta abajo. Lo grabamos y nos lo pasamos tan bien que quisimos organizarl­o para que llegara a más gente», detalla.

Dicho y hecho, se pusieron manos a la obra y el Mundial de carreras de paellas tuvo un éxito más que notable, con una treintena de participan­tes, más de 1.000 personas como público y ausencia de incidentes en forma de golpes o heridos. El ganador llegó desde Palencia y al margen de llevarse el trofeo que le acreditó como primer vencedor de la Baixà amb paelló pel Raval se llevó un jamón gracias a su recorrido de 67 metros, llegando más lejos que sus rivales.

Entre los participan­tes destacó también el padre del propio organizado­r, que con 75 años «representó al Hogar del Jubilado de Borriol». Sobre el éxito de participac­ión y público, Sergio admite que ya se esperaba que el evento no iba

Prueba

Numerosas personas presenciar­on el ‘mundial’.

Los participan­tes se deslizaron por la calle en un paellón adaptado.

a pasar desapercib­ido. «La gente tiene ganas de fiesta y muchos en el pueblo ya me comentaban que iban a ir», apunta. El organizado­r, que creó en su día inventos como la carajiller­a o el artilugio que sirve para calmar a perros y bebés al escuchar ladridos o llantos, lo que

da buena muestra de su creativida­d, aclara que la paella con la que se tiraron los participan­tes «se adaptó para evitar golpes con una gomaespuma»: «Al principio la idea era que cada uno se trajera la suya, pero vimos que era más seguro que todos utilizaran esta».

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MEDITERRÁN­EO Asistencia multitudin­aria
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