Capoue y Jackson aciertan en la
Los goles del francés (2) y el senegalés, junto al de Parejo, dan el triunfo en un partido de locura
Los partidos del Villarrreal desde que Quique Setién está en el banquillo amarillo son una montaña rusa, una continuación de vaivenes, una película de tiros, de esas del Oeste que sigue viendo mi padre, son dos horas no aptas para cardíacos. Ayer, ante el Espanyol, hubiera sido mejor ser un seguidor del Bayer Leverkusen que se sentara plácidamente a ver el encuentro. Porque quienes hacíamos fuerza por el Submarino perdimos más kilos que muchos de los que corrieron el pasado fin de semana la Penyagolosa Trails. Porque con Setién no hay tregua: tú me tiras yo te tiro. Y los corazones en un vilo.
El Villarreal sacó adelante un partido en el que mereció golear y estuvo, incluso, a punto de perder. No por las sensaciones, sino por que la ruleta rusa a la que el sistema del técnico cántabro expone a su equipo puede coronarte con una goleada o dejarte en la estacada cuando menos te lo esperas. Es un fútbol dinámico, de posesión pero de ataque sin cuartel, con tintes equipo suicida... pero que a los del Bayer Leverkusen seguro que les encantó.
El 4-2 sirve al Submarino para reengancharse al tren de la Champions League, ya que se sitúa 5ª, con 50 puntos, superando al Real Betis (49) y a solo cinco unidades de la Real Sociedad. Pero cierto es que poniendo tan al límite su fútbol, los de la Plana Baixa van a sufrir alegrías como la de ayer o decepciones como la vivida en la última jornada como local ante el Real Valladolid. Una locura sobre el césped que Setién tendría que intentar controlar, principalmente cuando su equipo va ganando.
El equipo amarillo supera al Betis y se pone a 5 puntos de la Real Sociedad, que marca la Champions
FUSILAMIENTO AL RIVAL El duelo olía a goleada desde el pitido inicial. Setién apenas varió su hoja de ruta y solo dio descanso a Pedraza y Terrats por Alberto Moreno y Capoue, además de introducir de forma obligada a Jackson en punta ante las lesiones de Morales y Gerard Moreno. Mandi siguió en el eje de la zaga ante la no recuperación de Raúl Albiol.
Con ello, la primera mitad fue un vendaval amarillo, con Parejo en plan director de orquesta, Capoue en su versión más liberada y Yeremy y Chukwueze en plan puñales percutores por banda. Además, Jackson demostró que tiene mucha madera de ‘9’, aunque le falla la técnica y la precisión, ya que no aprovecha la gran cantidad de situaciones de que dispone, como sucedió ayer.