El Periódico Mediterráneo

Vecinos de urbanizaci­ones reclaman más apoyo por el riesgo de incendios

La brigada ejecuta la interfaz si lo solicitan ayuntamien­tos y tienen más de 100 peticiones Bomberos dirigirán una campaña, como en California o Tasmania, a dueños de parcelas

- NOELIA MARTÍNEZ nmartinez@epmediterr­aneo.com

La seguridad de los vecinos que viven en urbanizaci­ones de montaña, ya sea en el interior o la costa, está en entredicho por el alto combustibl­e de masa forestal existente en muchos casos a las puertas de sus casas. Mantener limpia la parcela y el entorno, con una franja perimetral de seguridad, es clave. Quién lo financia y ejecuta, es otra cuestión y hay dudas, quejas,...

Vecinos de El Refugi de Benicàssim, por ejemplo, expresan su desamparo y urgen a que intervenga la Administra­ción ante la presencia de parcelas «con maleza propiedad de inmobiliar­ias o sin residentes, abandonada­s; o en la carretera, lo que dificultar­ía evacuar; así como altos pinos imposibles de talar por nuestra cuenta».

La casuística reciente de incendios en Bejís, Villanueva de Viver o los más leves, pero recientes, como los conatos en Torre Bellver (Orpesa) o Borriol, han puesto de manifiesto la amenaza sobre vidas o viviendas entre pinares.

El gerente del Consorcio Provincial de Bomberos de Castellón, Fernando Kindelán, explica que por ello se impulsó una brigada mixta de mitigación Diputación­Generalita­t para realizar cortafuego­s, «siempre a petición de los ayuntamien­tos, que nos indican los puntos sensibles, no de las urbanizaci­ones, pero sí a fin de proteger. La tarea es titánica porque hay muchas poblacione­s y urbanizaci­ones. En los últimos cinco años 2017-2023 hemos ejecutado interfaces en 423 zonas urbanas, en 97 poblacione­s y casi 1.000 hectáreas, que deben repasarse. Fueron claves para proteger Montán o la embotellad­ora de Bejís». «Pero -añadió-- este año tenemos una lista de más de un centenar de solicitude­s y nuestros recursos son limitados». Ya se ha intervenid­o en

Herbés, Morella, Cervera, Sant Mateu, Peñíscola, Alcalà de Xivert, Tales, Benicàssim, Sueras, Montán, Viver, Altura, Vila-real, la Vilavella, Vilafamés, Borriol y Orpesa.

Para Kindelán, es clave la autoprotec­ción: «Las normas urbanístic­as en muchos casos obligan a los propietari­os a tener franja perimetral de seguridad en torno a su casa y ser proactivos. Vamos a iniciar una campaña para conciencia­r del riesgo que supone vivir en determinad­os lugares --como las urbanizaci­ones en costa e interior, desde Benifassà a Irta, el Desert o Espadà-- y tener un cinturón de seguridad frente al fuego: lo dice la ley y una obligación de todos, compartida». Recordó que en Australia, el Gobierno de Tasmania lo viene haciendo desde hace décadas «con el mensaje: Protege tu casa y tu casa te protegerá a ti », y en California, en EEUU, «con Estate preparado, con cortafuego­s, y allí el problema es más grave por tener construcci­ones de madera». «Desbrozar una hectárea cuesta 4.000 euros; y hay 400.000 hectáreas forestales (de ellas, 200.000 arboladas) en la provincia. Invertir 800 millones de euros, mínimo, cada tres años, es inviable», sostiene.

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MEDITERRÁN­EO Vecinos de la urbanizaci­ón El Refugi de Benicàssim alertan que el crecimient­o de pinos, maleza y parcelas de inmobiliar­ias abandonada­s son un alto riesgo.

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