El Periódico Mediterráneo

Trabas donde gobierna la derecha

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Espera respuesta del Gobierno de Madrid una petición formulada en otoño para que se declare Bien de Interés Cultural el Arco de la Victoria, el gran monumento franquista que pueden ver quienes entran a la ciudad por Moncloa. Suscribe la petición la Asociación por la Reconcilia­ción y la Verdad Histórica, una de las que han ido brotando en la órbita de la Fundación Francisco Franco.

También en en el cementerio de la Almudena, otro año más el 14 de abril los descendien­tes de represalia­dos por el franquismo tuvieron que colocar una lona con los 2.936 nombres de quienes fueron allí fusilados. Con Manuela Carmena de alcaldesa, los nombres figuraban en placas de granito, pero las mandó quitar el ayuntamien­to que preside Martínez-Almeida. El consistori­o mandó poner otra losa general, sin nombres y dedicada a «todos los madrileños que entre 1936 y 1944 sufrieron la violencia por razones políticas...». «Así se envuelve y se tapa lo que pasó, y se implanta la puñetera equidistan­cia», protesta Isidro Jara, sobrino de Valeriano Jara López, panadero republican­o fusilado y con nombre borrado.

Madrid rumía la protección del Arco de la Victoria el gobierno de Isabel Díaz Ayuso en su sede de la Puerta del Sol, que en el franquismo lo fue de la Dirección General de Seguridad. La Asociación para la Recuperaci­ón de la Memoria Histórica (ARMH) ha pedido esta semana que se señale con una placa que cuente «que fue centro de detención ilegal y tortura».

Todas las fuentes consultada­s describen dos actitudes de gobiernos conservado­res ante la Memoria. Está la confrontac­ión y está el dejar hacer, pero imponiendo placas que agrupan a los dos bandos de la contienda, o no sufragando ni tramitando exhumacion­es.

De la guerra cultural en Madrid se pasa al silencio en Galicia. «Aquí no hay plan ni se le espera», abrevia Carmen García Rodejo, portavoz de la ARMH-Galicia. La agrupación investiga en cementerio­s, pero «no hay proyecto, ni dirección general, ni inventario…», lamenta esta docente jubilada. En Galicia quedan 500 fosas sin abrir con unos 5.000 cuerpos, pero es débil la cifra, pues «no hay censo ni forma de inventaria­rlo».

En el alfoz de Salamanca anda buscando la Asociación Memoria Justicia los restos de Atilano Coco, el pastor protestant­e amigo de Unamuno al que el 9 de diciembre de 1936 sacaron de la cárcel sin que se supiera más de él. Confirma Vicente que en su comunidad, «bajo el influjo de Vox», el gobierno popular de Alfonso Fernández Mañueco no apoya a la Memoria. Y en la Universida­d de Granada se acumulan más de mil claves de muestras de ADN a la espera de cotejamien­to.

«Así se envuelve y se tapa lo que pasó, y se implanta la puñetera equidad», protesta Isidro Jara

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