El Villarreal destroza al Athletic y
Jackson y Baena lideran el festival atacante del equipo de Setién, que se sitúa a 5 puntos del cuarto
El Villarreal barrió al Athletic en La Cerámica en un festival de juego de ataque. Jackson y Baena lideraron la goleada grogueta, un contundente 5-1 frente a un rival directo por Europa. El resultado y la manera de conseguirlo lanzan un claro mensaje: los de Setién van a pelear hasta el final por una plaza en la Liga de Campeones.
El arranque del partido fue un desparrame. Antes del primer minuto de juego ya había quedado claro que nadie se iba a aburrir en La Cerámica. En menos de 40 segundos, Pau ya había puesto a prueba la salud del respetable, con una de sus salidas en el alambre, y Capoue había sido amonestado. El duelo subió a una montaña rusa y no se bajó. Se juntó todo: ambición compartida, ataques superiores y defensas endebles. La Cerámica se convirtió en parque de atracciones.
El Villarreal alternó enseñar el anzuelo al rival en área propia, en el inicio mascado y ante la presión alta del Athletic, con el desplazamiento en largo, donde Jackson fue con diferencia el más fuerte. El punta acható a los centrales y mejoró un montón de balones. Por ahí llevó el Submarino el partido a campo contrario y encontró el camino a los goles.
El primero llegó en el minuto 24. Jackson provocó una falta en la frontal y en el casting de lanzadores Baena ganó el debate. Quizá convenció a sus compañeros prometiendo que la clavaría en la escuadra. Debió de ser tan convincente que lo dejaron solo junto a la pelota. Cuando pitó el colegiado, Baena ejecutó el golpeo e hizo justo eso: clavarla en la escuadra con una naturalidad fascinante. Cabe intuir que a partir de ahora le harán caso siempre.
Antes y después del 1-0, el Villarreal desplegó en ataque un abanico de talento desbordante. Yeremy, Baena, Jackson y Chukwueze compitieron con el grado justo de malicia y determinación, y arramblaron, por dentro y por fuera, a la zaga visitante. El gol no había llegado antes porque el larguero se lo negó a Yeremy en un cabezazo desde cerca, y Unai Simón le ganó a Baena un mano a mano. También amenazaba Setién con la pizarra: un córner finalizó con un zurdazo de Pedraza que exigió lo mejor de Unai.
A todo ello, el Villarreal añade ahora un cazagoles. Nico Jackson se ha aferrado a la dinámica feliz: embocó a gol un balón suelto tras una combinación de Yeremy y Baena, atento al rechace. La Cerámica era una fiesta. La lluvia caía como confeti. Era el minuto 37.
Al 2-0 no se llegó sin sobresaltos ni ese gol abrochó el partido, ni mu
Ambición, ataques superiores y defensas endebles: La Cerámica fue un parque de atracciones