La salud mental adquiere tras el covid gran protagonismo en los programas
Se une a problemas recurrentes como las listas de espera o la atención en primaria La defensa de la pública y la colaboración con la privada divide los partidos en bloques
La lista de deberes que se autoimponen los partidos en sanidad no suelen variar en exceso: mejores infraestructuras, más personal, más tiempo para los pacientes, control de las listas de espera y, según respire la sociedad, propuestas más o menos concretas en ámbitos de interés como el aborto o atención a ciertas enfermedades. Este año, la salud mental se ha robado ese espacio y se ha convertido en una de las prioridades para (casi) todos los partidos después de que haya quedado claro que existía de base un problema al que se le estaba dando una importancia menor pero que la pandemia de covid-19 ha logrado visibilizar y, desgraciadamente, multiplicar.
Ahí están los graves problemas de salud mental detectados entre niños y adolescentes (que derivan en conductas autolesivas o suicidas, adicciones o trastornos de la alimentación) o la demanda creciente de recursos para adultos
tras un periodo que se empieza a superar pero que ha dejado huella. El Gobierno del Botànic ha dedicado la última parte de la legislatura a diseñar y poner en marcha un plan especial de salud mental con nuevas infraestructuras proyectadas y más recursos, un plan que desde el PSPV ponen en valor como aval para revalidar el apoyo en las urnas, algo que también hace Compromís que incluye igualmente un apartado específico para la salud mental en su programa (al igual que hace Po
dem) poniendo especial énfasis en la prevención de adicciones, la incorporación de psicólogos al sistema o la coordinación con los centros de educación secundaria.
El Partido Popular le ha dado la máxima prioridad al tema comprometiéndose a medidas muy concretas como crear un plan autonómico de Salud Mental en sus primeros 100 días de gobierno o garantizando recursos y que estos sean accesibles sin esperar más de un mes con especial atención a los niños y jóvenes. Desde Ciudada
nos también lo ven como una prioridad y prometen incluso un «bono salud mental» para financiar el psicólogo o psiquiatra.
Es la última preocupación y una de las más urgentes para la sociedad pero los partidos tampoco dejan de lado las «antiguas» como las listas de espera o los problemas de la atención primaria. Todos los partidos sin distinción plantean poner más recursos y medios para mejorar la situación, que se ha complicado especialmente tras la pandemia y el colapso que supuso en cuanto a esperas y sobrecarga en los centros de salud.
Atravesando el discurso el modelo de sanidad: pública para los grupos de la izquierda (el PSPV promete seguir con las reversiones, Compromís quiere revertir también las ambulancias o el servicio de hemodiálisis y Podem cambiar la ley actual) frente a la defensa abierta de la colaboración con la privada que hace el PP que propone anteponer los intereses de las personas a elegir por delante «a la ideología».