El consumo de porno entre menores llega al 90% y se avanza a los 11 años
La plataforma Dale una Vuelta recomienda mejorar la educación familiar y un mayor control parental Varios estudios muestran que la mayoría de los adolescentes ven pornografía con frecuencia
Alas familias les preocupa, cada vez más, el consumo de pornografía por parte de sus hijos. Sin embargo, es un tema tabú del que no hablan en sus conversaciones. Así, los bulos campan a sus anchas entre niños, jóvenes y adolescentes. Por ello, la asociación de familias numerosas Más de Dos organizó un coloquio sobre pornografía e invitó a Juan Gil, doctor en psicología y delegado en València de la asociación Dale una vuelta, una plataforma que trabaja en difundir los mitos de la pornografía, ayudar a todos aquellos que son adictos a ella y asesorar e informar ante un consumo perjudicial.
Los datos que maneja la asociación son demoledores. El 90% de los adolescentes (de entre 13 y 18 años) consumen pornografía. Este empieza a los 11 años, aunque la edad de inicio baja cada vez más y el 17% de los niños de 8 años ya ha visto porno en alguna ocasión en su corta vida. Así lo refleja un estudio reciente de la Universidad de las Islas, ya que desde la asociación reconocen la dificultad de tener datos o una radiografía de la situación «porque la gente no reconoce la realidad que vivimos».
Los datos del estudio también revelan que el consumo es más intenso entre los chicos, pero más del 80% de las chicas adolescentes también consumen este contenido a través del móvil. El experto apunta: «Ellas quieren saber qué les gusta a ellos y por eso consumen pornografía, en una imagen distorsionada de la realidad de las relaciones afectivo-sexuales».
Para el experto, Juan Gil, las familias cuentan con herramientas de control parental para pantallas y dispositivos electrónicos aunque destaca el «clima de confianza» que hay que crear para «que los padres puedan conocer el contenido que ven sus hijos e hijas» en ese universo que es internet.
«Un niño puede estar horas en una red social, pero si existe la confianza necesaria y puedes ver los contenidos que le interesan y a los que accede, mucho mejor. Además, existen aplicaciones y herramientas de control parental. No hay que confundir la confianza en una libertad que no es tal porque hay que respetar la privacidad, pero también hay que poner límites y establecer controles. Hay generaciones enteras a las que ya llegamos tarde», explica.
¿Y SI ME ENTERO? Si el adulto descubre que el menor consume pornografía «no hay que poner el grito en el cielo» sino analizar por qué se produce esa búsqueda y ese consumo. «Puede ser por curiosidad, y es más que posible que así sea, pero también hay otros indi
cativos». Así, el experto asegura que el 90% de los adolescentes que cenan en su habitación y no con su familia «han consumido pornografía en el último mes». Además, recomienda estar atentos a «muestras de cansancio por trasnochar» o un «aislamiento continuo».
Y recalca: «La adicción a la pornografía es consecuencia de la propia adicción a la pantalla. Es frecuente regalarle al niño un móvil o una tablet para cumplir una promesa o como un regalo especial y usar ese dispositivo sin ningún tipo de control parental».