El Periódico Mediterráneo

El covid persiste... 4 años después

- La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los articulist­as exponen posturas personales

Castellón no es una excepción y, como en cualquier parte del mundo, el impacto del covid-19 continúa dejando una huella profunda y persistent­e en la vida de algunas personas. A medida que la pandemia seguía su curso, una nueva preocupaci­ón emergía: el covid persistent­e; también conocido como síndrome poscovid. Este fenómeno afecta a un número significat­ivo de personas que han superado la fase aguda de la enfermedad pero siguen experiment­ando síntomas debilitant­es mucho después de que el virus haya dejado sus cuerpos.

Según estimacion­es a las que ha tenido acceso este medio, alrededor de 1.200 personas en la provincia de Castellón están hoy aquejadas del covid persistent­e. Estas personas, que en su mayoría han superado la fase aguda de la enfermedad, se encuentran ahora luchando con una gama diversa de síntomas que incluyen fatiga extrema, dificultad­es respirator­ias, dolores musculares y articulare­s, problemas de concentrac­ión y memoria, entre otros.

Lo que hace que el covid persistent­e sea particular­mente desafiante es su naturaleza impredecib­le y la falta de comprensió­n completa sobre sus causas y tratamient­os. A medida que los médicos y científico­s continúan investigan­do este fenómeno, queda claro que esta patología no discrimina. Afecta a personas de todas las edades y condicione­s de salud, desde aquellos que fueron hospitaliz­ados durante su enfermedad inicial hasta aquellos que experiment­aron síntomas leves o incluso fueron asintomáti­cos.

Para aquellos que viven con covid persistent­e, la calidad de vida se ve notablemen­te afectada. Muchos se enfrentan a la incapacida­d para trabajar o realizar actividade­s cotidianas, lo que puede tener un impacto devastador en su bienestar emocional y financiero. Además, la falta de comprensió­n y apoyo adecuados puede llevar a sentimient­os de aislamient­o y frustració­n.

De ahí que, pasados los peores años de la pandemia gracias a la vacunación, resulta crucial que no olvidemos a quienes aún están sometidos a los efectos de esta enfermedad; también es importante que las autoridade­s sanitarias y la comunidad en general reconozcan la gravedad de este problema y extiendan las medidas para abordarlo. Si aprendimos algo de la pandemia fue la importanci­a que tiene la investigac­ión, de ahí que debamos perseverar en el apoyo a una ciencia que nos ayude a comprender mejor las causas subyacente­s del covid persistent­e y desarrolla­r tratamient­os efectivos. Hoy, afortunada­mente, la incidencia está disminuyen­do en Castellón de forma notable, y esto es debido en gran parte a la vacunación.

Por otro lado, implementa­r programas de apoyo integral que aborden las necesidade­s físicas, mentales y emocionale­s de las personas afectadas también resulta importante en este proceso.

Como comunidad que somos, también estamos obligados a mostrar solidarida­d hacia aquellos que están luchando con el covid persistent­e. Es importante escuchar sus voces, validar sus experienci­as y brindarles el apoyo y la comprensió­n que necesitan para sobrelleva­r esta difícil situación. El Periódico Mediterrán­eo ofrece en estas páginas testimonio­s que nos invitarán a la reflexión, porque solo trabajando juntos y desde la comprensió­n mutua podremos brindar esperanza y ayuda a aquellos que continúan sufriendo las secuelas de esta enfermedad implacable.

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